Capítulo 2

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Dedicado con mucho cariño a VleleV un saludo y un abrazo hasta Venezuela❤




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Al llegar a casa el estómago de Ariana se contrajo de miedo, "por favor que no esté, por favor que no esté" rogó en silencio. Nada más llegar a la entrada contuvo el aliento. Trago saliva nerviosa al abrir la puerta. Antes de que ella diera un paso Catalina entró primero pasando por un lado llena de emoción infantil.

--¡papi! -grito corriendo al sillón donde permanecía su padre, como permanecía siempre que bebía; enraizado y desgarbado sobre el sofá, con una cerveza a un lado, unos jeans rotos y desabotonados dejando ver los vellos de su vientre redondo por el alcohol.

-No molestes Catalina- gruñó apartando a la pequeña de un manotazo. Sus ojos vidriosos por la cerveza se fijaron en la mayor de sus hijas. -Ven aquí mi preciosa Ariana- dijo, palmeando el lugar al lado de él. Sonrió lascivo y se permitió recorrer con la mirada a la muchacha que mancilló diez años atrás.

Ariana aguantó las arcadas, se adentro en la casa ignorando al borracho hombre que la llamaba. " Si no estamos solos no me hará daño". Se repetía como mantra.

-Papi quiere que vayas-susurro triste Catalina siguiendo cabizbaja a su hermana. En el fondo envidiaba a su hermana mayor su padre la prefería, ella jamás conseguía atención de él, pero Ariana la tenía toda y parecía detestar al padre que ella adoraba... A veces simplemente no comprendía a su hermana.

-cenemos algo Cata, anda vamos-fingió no escuchar a su hermana la llevo a la cocina tratando de no echarse a llorar sentía sobre ella los ojos de su padre siguiéndola en cada paso. él jamás se acercaría si Cata estaba en casa. "estoy segura" se repetía tratando de calmarse.

En la cocina, Ariana puso a Catalina a lavarse las manos mientras ella se disponía a ver qué había dejado preparado de comer su madre antes de marcharse a su empleo.

Cuando sirvió dos platos de lentejas para ella y su hermana, en la puerta de la cocineta la figura fornida y regordeta de un hombre la hizo perder el apetito.

- ¿Catalina irás a dormir hoy con una de tus amigas?-. Pregunto mirando fijamente a Ariana que se había quedado estática.

La chiquilla se apresuró a tragar el bocado en la boca-. ¡Si! ¡Mamá ha dicho que podía!- afirmó emocionada sin notar como el color desaparecía del rostro de su hermana mayor.

Ricardo río; no por la emoción infantil de su hija pequeña, sino porque sabía que había enviado un mensaje y que este había sido recibido.

Esa noche Ariana sabía lo que vendría; cuando la casa estuviera sumida en silencio escucharía la puerta de su habitación abrirse, un hediondo olor a alcohol inundaría todo... y él volvería a violarla.

Siempre que estaba borracho lo hacía, lo había hecho después del día de su primera comunión cada que se quedaban a solas en casa. Ariana Había maldecido una y otra vez aquellos recuerdos de ella mucho más pequeña, mucho más inocente suplicando siempre quedarse a con su padre en casa. Después de aquel día infernal imploraba que su madre la llevará con ella pero parecía que su madre ignoraba por completo lo que pasaba.

Fue hasta que cumplió 15 años cuando comenzó a defenderse de manera eficiente. Se había vuelto mas rápida, mas fuerte que él estando borracho. A veces lloraba por su estupidez, se había sentido tan feliz, tan aliviada "ya no podrá tocarme, ya no podrá dañarme" pensó en aquellos días. Pero entonces él pronunció aquellas horribles palabras." Bien, Ariana, será así entonces, tendré que buscar a Catalina" juro y la miro con toda la maldad que había en él que ella supo sin duda que no mentía.

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