#8- Krum, Delacour y Diggory.

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Afrodita se sentó en la mesa azul otra vez. Luego del recorrido, tuvo que volver a la carroza para prepararse para el banquete y la selección de los campeones. Sintió como su prima estaba tensa, tomó su mano, sonriéndole.

-Saldrás seleccionada, Eur.- le sonrió, logrando que su prima le devolviera el gesto-.

Luego de eso, apareció el banquete, tan grande como el de la noche anterior. Comenzó a comer con velocidad, realmente la comida de Inglaterra era delicioso. Miró a un costado, dónde estaban los gemelos, que la saludaron. Ella devolvió el gesto, sonriendo. Fred y George eran muy agradables.

Por fin, los platos de oro volvieron a su original estado inmaculado. Se produjo cierto alboroto en el salón, que se cortó casi instantáneamente cuando Dumbledore se puso en pie. Junto a él, el profesor Karkarov y Madame Maxime parecían tan tensos y expectantes como los demás. Ludo Bagman sonreía y guiñaba el ojo a varios estudiantes. El señor Crouch, en cambio, no parecía nada interesado, sino más bien aburrido.

-Bien, el cáliz está casi preparado para tomar una decisión -anunció Dumbledore-. Según me parece, falta tan sólo un minuto. Cuando pronuncie el nombre de un campeón, le ruego que venga a esta parte del Gran Comedor, pase por la mesa de los profesores y entre en la sala de al lado -indicó la puerta que había detrás de su mesa-, donde recibirá las primeras instrucciones.

Sacó la varita y ejecutó con ella un amplio movimiento en el aire. De inmediato se apagaron todas las velas salvo las que estaban dentro de las calabazas con forma de cara, y la estancia quedó casi a oscuras. No había nada en el Gran Comedor que brillara tanto como el cáliz de fuego, y el fulgor de las chispas y la blancura azulada de las llamas casi hacia daño a los ojos. Todo el mundo miraba, expectante. Afrodita consultó su reloj, impaciente.

De pronto, las llamas del cáliz se volvieron rojas, y empezaron a salir chispas. A continuación, brotó en el aire una lengua de fuego y arrojó un trozo carbonizado de pergamino. La sala entera ahogó un grito. Dumbledore cogió el trozo de pergamino y lo alejó tanto como le daba el brazo para poder leerlo a la luz de las llamas, que habían vuelto a adquirir un color blanco azulado.

-El campeón de Durmstrang -leyó con voz alta y clara- será Viktor Krum.

Afrodita no pudo evitar aplaudir y virotear a su amigo, mientras el se volvió a la derecha, recorrió la mesa de los profesores y desapareció por la puerta hacia la sala contigua.

-¡Bravo, Viktor! -bramó Karkarov, tan fuerte que todo el mundo lo oyó incluso por encima de los aplausos-. ¡Sabía que serías tú!

Se apagaron los aplausos y los comentarios. La atención de todo el mundo volvía a recaer sobre el cáliz, cuyo fuego tardó unos pocos segundos en volverse nuevamente rojo. Las llamas arrojaron un segundo trozo de pergamino.

-La campeona de Beauxbatons -dijo Dumbledore, Fleur apretó su mano, nerviosa-es ¡Fleur Delacour!

La rubia le dio un pequeño abrazo a su prima, levantándose y lanzando su largo cabello amarillo para atrás, siguiendo los pasos de Viktor Krum. Afrodita vio como Alöis y Candice, dos compañeras de la academia, sollozaban, con la cabeza baja. La azabache solo se rió en sus caras.

Y el cáliz de fuego volvió a tornarse rojo; saltaron chispas, la lengua de fuego se alzó, y de su punta Dumbledore retiró un nuevo pedazo de pergamino.

-El campeón de Hogwarts -anunció- es ¡Cedric Diggory!

Un castaño se levantó de la mesa amarilla, caminando tras los otros dos campeones. El aplauso para el duró bastantes minutos, pues era el campeón de ése colegio.

-¡Estupendo! -dijo Dumbledore en voz alta y muy contento cuando se apagaron los últimos aplausos-. Bueno, ya tenemos a nuestros tres campeones. Estoy seguro de que puedo confiar en que todos vosotros, incluyendo a los alumnos de Durmstrang y Beauxbatons, daréis a vuestros respectivos campeones todo el apoyo que podáis. Al animarlos, todos vosotros contribuiréis de forma muy significativa a...

Pero Dumbledore se calló de repente, y fue evidente para todo el mundo por qué se había interrumpido. El fuego del cáliz había vuelto a ponerse de color rojo. Otra vez lanzaba chispas. Una larga lengua de fuego se elevó de repente en el aire y arrojó otro
trozo de pergamino. Dumbledore alargó la mano y lo cogió. Lo extendió y miró el nombre que había escrito en él. Hubo una larga pausa, durante la cual Dumbledore contempló el trozo de pergamino que tenía en las manos, mientras el resto de la sala lo observaba. Finalmente, Dumbledore se aclaró la garganta y leyó en voz alta:

-Harry Potter.

.-.-.-.-.-.

Hola, ¿cómo están? ¿Les gusta la historia hasta ahora? Pues, espero que sí.

Les vengo a dar un pequeño anuncio. Verán, yo soy muy mala para los horarios. Sé que les dije que subiría los Viernes, pero me olvido siempre y subo cuando me acuerdo xd. De ahora en más, subiré cuando el capítulo llegue a los 25 votos. ¡Bienvenidos a los juegos del hambre! Ahr.

Los secretos de una BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora