Afrodita entró a la biblioteca de Hogwarts y abrió su boca, impresionada. Era realmente grande. La biblioteca de la academia era solo el 40% de la de Hogwarts. Sonrió, comenzando a caminar entre los estantes, buscando algo para leer.
—Interesante— murmuró, viendo un libro titulado "Historia de Hogwarts", lo tomó, pero antes de seguir vio como unas niñas reían, señalando a un costado—.
La curiosidad le ganó, dirigió su mirada hacia donde señalaban esas chillonas y vio a su amigo, Viktor Krum. Sonrió, caminando para ahí. Lo tomó por la espalda, tapando sus ojos.
—Hola, Viktor... soy francesa, pero no rubia— le susurró, para que adivinara quién era—.
—¿Afro?— preguntó, para sentir como podía volver a ver, la azabache se sentaba junto a el, dejando su libro en la mesa—.
—Veo que no me olvidaste— le sonrió—.
—¡Claro que no! No podría— aclaró, sonriendo también— Pero tu si, no fuiste a la final del mundial.
Afrodita hizo una mueca, negando.
—¡Sabes que quería ir! Pero mi tío no me podía acompañar, no tenía con quién ir y no iría sola. Igual, pude verte en la semifinal y estuviste genial. Aposté por ti en la final y gané unas 90 libras.
Viktor rió, mirando con atención a su amiga.
—¿Por qué no me sorprende?
—¿Tal vez porque me conoces?— ladeó su cabeza— Por cierto, felicitaciones por ser el campeón de Durmstrang, sabía que ibas a lograrlo.
—Gracias, aunque me hubiera gustado que no haya límite de edad, así pudiera concursar contigo... sin embargo, dejaron concursar a Harry Potter...
—¡Viktor! Deja en paz al chico, yo le creo que el no tiene nada que ver.— suspiró— Aparte, está compitiendo Fleur, me alegro mucho por ella. Verás que no la tendrás muy fácil...
—Lo sé— sonrió con sorna— si tú la ayudas estaré en problemas... pero, cómo está prohibido, supongo que no lo harás. ¿O sí?
—No te responderé eso.— negó, riendo— ¿Qué tal tu estadía en Hogwarts?
—El castillo es genial... es tan grande y acogedor— sonrió— Lo único un poco molesto es que me sigan tanto...
—Por favor, eres Viktor Krum, no te tiene que sorprender que te sigan tanto, eres una estrella del quidditch. Por ejemplo, ahí hay un montón de chicas atrás, que ahora me miran mal.
—Algo a lo que ya estás acostumbrada— ambos rieron— No es como si te llevarás bien con las chicas...
—Solo con Fleur y Gabrielle... ella son especiales.
.-.-.-.-.
Severus entró a la oficina del director, viéndolo sentado en su escritorio, jugueteando con lo que parecía un envoltorio de un dulce. Se sentó frente a el, viéndolo inquisitivamente.
—¿Me ha llamado para hablar de Potter, señor?— preguntó, diciendo con asco aquel apellido—.
—No exactamente, Severus... sino de otro viejo recuerdo— sonrió amablemente— He de suponer que Anna te contó que tenía una hija...
Severus ladeo su cabeza, no esperaba que Albus Dumbledore lo llamará para hablar de Anna Jordan.
—Sí, lo mencionó en la última charla que tuvimos...— frunció el ceño, un poco confundido—.
—Severus, la hija de Anna está aquí.— anunció, sin anestesia—.
El hombre de cabello grasoso, abrió sus ojos impresionado. No esperaba eso. Al fin había llegado el momento de cumplir la promesa que le había hecho a su amiga ése día que murió.
—¿Quién es?— preguntó al fin, decidido a que quería verla—.
—Es una de las estudiantes de Beauxebatons, la única azabache, Afrodita Delacour.— el anciano se acomodó, poniéndose sus lentes de luna— Necesito que me ayudes, Severus. Hace años le hice la promesa a Anna que cuidaría de Afrodita, de que me ocuparía de ella. Ayudame. Ayudame a protegerla de Voldemort. Porque, así como volverá a buscar a Harry, volverá a terminar lo que empezó el día que dio caza a Anna Jordan.
El suspiró, sabía que era así. Voldemort estaba empeñado en matar a todo lo que tuviera sangre de Anna Jordan y no descansaría hasta lograrlo. El debía proteger a esa niña. Pero no olvidaba que la niña era hija de Sirius Black.
—¿Ahora soy un niñero?— preguntó mordazmente—.
—¿Sabes, Severus? La niña es igual a Anna, solo difiere en sus ojos, que son totalmente Black.
—¿Acaso Black no se puede hacer cargo de su hija?
—Sirius está en una situación delicada, ni siquiera sabe que su hija está aquí. Severus, piensalo...
—Genial, tengo que cuidar al hijo de James Potter y a la hija de Sirius Black.— bufó— ¿Usted cree yo le debo algo a esos dos?
—Es el hijo de Lily Evans y la hija de Anna Jordan. Hasta donde yo sé, usted le debe mucho a ellas dos... aunque ya no estén aquí, claro está.
Albus vio que lo dicho daba resultado, la expresión de odio de Snape desaparecía, para tomar una expresión triste. Suspiró, asintiendo.
—Bien, cuidaré a la niña, la estaré vigilando de cerca.
—Perfecto— sonrió— Severus, ¿un caramelo de limón?
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Los secretos de una Black
FanficUna vida de secretos en Francia. Una familia de rubios que te tratan como una hija. La curiosidad. El pasado. El futuro. La herencia que pesa. La vida. La muerte. Segunda parte de "Ella es igual a mi".