#18- Bromistas.

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Ambos pelirrojos miraron a la chica que estaba bajo un árbol y se sonrieron, mejor momento para molestarla no había. Caminaron silenciosamente hacia la azabache, que leía un libro aislada de los demás. Fred se acercó, tomándola de los hombre y moviéndola, logrando que soltará un pequeño grito.

-Maldita sea, Fred- gruñó, mirando mal al chico, que reía junto a su gemelo-.

-Eres tan fácil de asustar, Afro- rió George, sentándose junto a su hermano a la par de la chica-.

-No es mi culpa que ustedes estén dementes y quieran asustarme siempre- rodó los ojos la chica, dejando el libro sobre el césped-.

-Touché- asintieron resignados ambos gemelos-.

-¿Qué tal les fue en las apuestas?

-Bastante bien- sonrió George-.

-Casi nadie le apostó a Harry y nosotros si, así que ganamos un poco- contó Fred-.

-Yo le hubiera apostado a Harry, pero no me dejan apostar.- se encogió de hombros, tomando sacando un dulce y desenvolviendolo- Si vivió a tantas cosas antes, creo que puede con un torneo.

Los chicos le sonrieron, mientras ella comenzaba a comer el dulce que acaba de sacar, comió la punta, para después ver a los gemelos.

-¿Quieren un poco?- ofreció, a lo que los gemelos asintieron- Es un dulce francés, no lo venden en ningún otro lugar que no sea Giron.

Estiró su mano, dándosela a George, que le dio un mordisco, para luego pasársela a su hermano, que repitió su acción. Se lo devolvieron a Afrodita, que sonreía.

-Está bueno...- comenzaron ambos, para luego escupir el caramelos y comenzar a hacer muecas- Pi-picante...

La azabache comenzó a reírse, los gemelos la miraron con una ceja alzada y con sus lenguas afueras, pues todavía tenían ese sabor picante del dulce.

-Fue irresistible- se encogió de hombros- Una venganza por asustarme. Es un dulce al que le puse picante. Era una broma para Viktor, pero ustedes la estrenaron...

-Entonces era cierto que eras un poco bromista...- comenzó Fred-.

-Creíamos que bromeabas...- siguió George

-Ajá, bromear sobre ser bromista. Es buena.- rió, negando- Estaba demasiado preocupada por mis padres que me había olvidado lo bien que se siente hacer una broma... Así que decidí dejar de pensar tanto en ellos, no puedo estar tan preocupada​, no es mi estilo. Y bueno, volví a las bromas. Cuidado, Weasley. Pueden convertirse en mis objetivos.

Ellos rieron, cruzándose de brazos. Miraron a la chica con sus rojas ceja levantadas.

-Te meteras en una guerra... y perderás- sonrieron perversamente- Cuidado, Delacour.

-Sigan ilusionados.- se encogió de hombros- ¿Algún objetivo bueno en Hogwarts para hacer una broma?

Ambos se miraron, como si estuvieron debatiendo mentalmente. Se sonrieron, para después mirar a la chica, levantándose y obligándola a hacer lo mismo.

-Vamos a molestar a unos orangutanes.- ambos tomaron de los brazos a la chica, arrastrándola hasta el castillo- Espero que tengas más de esos dulces...

-Unos tres más.- dijo, frunciendo el ceño, sin entender lo que pasaba-.

Ellos no volvieron a hablar, solo asintieron, arrastrándola por varios pasillos y escaleras. Ella frunció el ceño, confundida, pero sin decir nada. Caminaron un poco, hasta llegar al tercer piso, deteniéndose tras una columna de mármol. Ambos la miraron, haciéndole una seña para que se mantuviera callada. Desde atrás de la columna señalaron a dos jóvenes regordetes que salían de la enfermería. Los gemelos le sonrieron a la chica, para luego guiñarle el ojo.

-Ahí tienes a tus víctimas, Delacour.- le susurró Fred, para que solo ella lo escuchara.

La azabache sonrió, entendiendo todo. Sin que los niños vieran, ella dejó dos de sus dulces en el suelo, para luego esconderse otra vez. Al pasar por ahí, ambos quedaron mirando los dulces, sonriendo con emoción al tocarlos y cerciorarse de que eran reales. Uno se encogió de hombros, para luego abrir uno y comenzar a comerlo. El otro simplemente hizo lo mismo.

Los tres, ocultos tras la columna, sonreían esperando la reacción de los dos regordetes chicos que llevaban el uniforme de Slytherin. Luego de unos segundos que parecieron eternos, uno gritó, sacando su lengua y comenzando a lamer su mano, tratando de pasar el picante. El otro no tardó en hacer lo mismo, solo que fue más inteligente y corrió de nuevo a la enfermería, gritando. El primero en tener la reacción siguió al segundo, para que luego los tres bromistas comenzaran a reírse.

-Puedes ser una interesante socia para hacer bromas- sonrió George, pasando su brazo por los hombros de la chica-.

-Nunca tan de acuerdo, Feorge- sonrió también Fred.

-Tal vez, Weasleys, tal vez...

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Se les comunica a los alumnos de Beauxbatons que en Navidad se realizará un baile en honor a ésta fecha. Rogamos que todos respeten la etiqueta y formalidades que se les ha enseñado. Es de vital importancia que todos tengan pareja y que asistan al baile. También es necesario que dejemos una buena impresión tanto en el comportamiento como en la vestimenta.
La directora ha pedido que se les haga incapié en recordarles a todos que está estrictamente prohibido el ingreso de parejas al carruaje, como a las habitaciones. Se avisa que, 10 minutos después que termine el baile, se pasará lista. El alumno que no esté en el lugar que tiene que estar, será sancionado.

Sin más, cada alumno está informado de las condiciones y consecuencias de su comportamiento.

Fleur y Afrodita se miraron al terminar de leer el anuncio, la rubia sonrió, feliz. Pero su prima no parecía nada contenta.

-¡Lo que me faltaba! ¡Un estúpido baile!- gimió la joven de ojos grises, frunciendo el ceño- Fleur, ahora sí, mátame. Evita mi sufrimiento.

La chica rió, negando.

-Venga, no puede ser tan malo- trató de tranquilizarla- Hay chicos guapos... debe haber uno que te agrade.

-Mmm, nop. Faltare al baile- se encogió de hombros-.

-Te sancionarán...

-¿Y eso cuándo me importó a mi?- preguntó, cambiando hacia su habitación, seguida de la rubia- Es una gran oportunidad para descansar. Últimamente no hago otra cosa que no sea leer libros para ayudarte, buscar información de mis padres y tratar de no meterme en problemas.

-¿A qué de debe eso último? Nunca te importó meterte en problemas.

-Pasa que trato de portarme bien con el objetivo de que mis tíos me dejen quedarme en Inglaterra para las vacaciones, con mi padrino. ¿Recuerdas que te conté de él? Tengo la ilusión de que recapacite y me diga más de papá. Aparte, me estado mandando cartas con él y dijo que, si Dumbledore está de acuerdo, puedo conocer a mi padre.

Fleur miró a su primo con cariño y preocupación mezclada, la tomó del brazo, obligando a detenerse.

-Af, prima... te quiero mucho, pero quiero que trates de no encariñarte mucho con Inglaterra, nosotras tenemos que volver a Francia... y tampoco quiero que te ilusiones con algo qué tal vez no pase...

-No hago eso, Eur.- frunció el ceño, soltandose de su agarre- Simplemente me gusta la idea de poder conocer al fin a mi padre. Hace 16 años que espero esto. Tengo derecho a ilusionarme.

La azabache no esperó que Fleur respondiera, sino que caminó lejos de ella, hacia afuera del carruaje, sin esperarla.

Fleur​ Delacour suspiró, ella no quería que su prima saliera lastimada. ¿Y si su padre no era como ella lo había imaginado? Conocía a Afrodita lo suficiente para saber que tenía una imaginación hiperactiva y ya se había hecho una imagen de su padre. Y la rubia tenía miedo que no fuera la imagen que esperaba.

Tenía miedo que conocer a su padre lastimara, de alguna manera, a Afrodita.

Los secretos de una BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora