#31- El plan.

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Afrodita se removió un poco incómoda por la posición en la que estaba, fue despertandose lentamente, dándose cuenta que algo la sostenía por la cintura. Abrió los ojos a duras penas, siendo molestada por la luz del sol que entraba por una ventana, logró ver los brazos de Fred en sus cintura, mientras éste respiraba calmadamente, seguía durmiendo.

—Fred...—le murmuró, tratando de que reaccionara al tiempo que lo movia suavemente—. Es hora de despertar, león.

El chico bostezó y se removió soltando un bufido, seguidamente abrió sus ojos azules y, sin soltarla, le sonrió.

—Te ves guapa recién despierta.—murmuró con su voz ronca y un toque de picardía —. Es una linda vista para cuando me despierto.

—Tu voz a la mañana es seductora, me gusta— le murmuró, acomodándose en su pecho—. Venga, deberíamos levantarnos e ir a desayunar.

—Tu padre va a matarme si me ve salir de tu cuarto...

—Exagerado— rodó sus ojos grises, soltando una risita—.

—¡Me mira como si me quisiera matar!— bufó— Creo que si le doy una razón bastante válida va a aparecer en mi cuarto, con una sierra para matarme.

—Fred— sonrió, dándole un beso al pelirrojo en la mejilla—. No seas miedoso.

—De lo único que tengo miedo es que con George fracasemos con las ventas... y que me dejes por fracasado.— aclaró, haciendo un puchero, otro beso de su novia—.

—Eres idiota, no te dejaré— dijo, tomando su mano—.

Antes de que Fred pudiera responder, alguien tocó la puerta, poniendo en alerta a ambos jóvenes. Se miraron, esperando que no abrieran la puerta y los encontraran juntos.

—Afro, Snape te está esperando para la reunión con Dumbledore, no te tardes- dijo Sirius tras la puerta—. Por cierto, ya sé que el pelirrojo está ahí adentro. La tocas y te corto los genitales, Weasley.

Ambos se miraron, ella se rió, mientras que Fred cambiaba la expresión de su cara a una de horror. Luego de unos segundos escucharon pasos que se alejaban de la puerta, Sirius se había ido ya.

—Sirius me odia.—declaró el chico—.

—Odia que yo tengo novio.—corrigió—. Tu le agradarías mucho si no estuviéramos juntos.

—¿Por qué odia que tengas​ novio? Ya tienes 16 , no eres una niña.

—No es por eso, sino que cree que no tengo tiempo para el por estar contigo.—le sonrió—. Es perseguido e histérico, me paso la mayor parte de mi tiempo libre con el, solo estoy contigo en las noches o cuando puedo.

—Entonces me abandonas a mi_ el pelirrojo se hizo el ofendido, logrando que la chica riera—.

—Mentira— declaró—. Te quiero, Weasley.

—Yo también, Black—- le dio un beso, a lo que la chica correspondió unos minutos, para luego separarse—.

—Me voy, tengo una reunión con Snape y Dumbledore.— se levantó, agitando su varita y quedando vestida para salir—.

—¿Por qué tienes esas reuniones con ellos?

—Cosas se la orden.— dijo, inclinándose para besar al chico—. Nos vemos más tarde, Fred. Levántate y ve a desayunar, antes que tú madre te vaya a buscar.

—Como diga, mamá Black.

Ella rió, saliendo de la habitación y dejando solo al pelirrojo, que volvió a acostarse, mirando el techo con atención y sin ganas de levantarse como le había dicho a su novia.

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—¿Ya te lo pensaste, Afro?

—Sí, Albus— ella suspiró, sabía exactamente qué hacer y cómo hacerlo, solo necesitaba el valor, y ahora lo tenía—.Lo haré, estoy dispuesta. Sí así puede ayudar...

—Espero que entiendas el nivel de riego que tiene, también que debes seguir órdenes, mis órdenes y las de él al pie de la letra.—ella asintió, Severus miró al anciano director—. Entonces, debo dar la información. Albus, explicale bien los pasos a seguir.

El anciano asintió, mientras el hombre salía del lugar apresurado, dejando atrás muchas dudas de la azabache, que luego resolvería.

—Afrodita, espero que estés consciente de lo que harás. Como dijo Severus, deberás seguir las órdenes que te dan. Sin dudar un segundo. Tendrás que someterte a sus entrenamientos. Son dolorosos, quiero que sepas eso.

—Estoy dispuesta, Albus.— asintió, reafirmando lo que decía—.

—Vamos a tratar de buscar la manera de que confíe plenamente en ti, más con la herencia de tu familia... Otra cosa, mañana comienzan tus entrenamientos para averiguar cuáles son tus poderes..

La azabache asintió, perdida en sus pensamientos.

—¿Cuáles eran los poderes de mamá?

—Nunca lo supimos, ella se negó a entrenar, dijo que no quería peligrar más.— se encogió de hombros el anciano, para luego sonreír— ¿Qué tal las cosas con Sirius?

—Genial—sonrió—. Lo único malo es que tiene amenazado a Fred porque es mi novio. Aparte de eso, es fabuloso tener un padre, a veces se comporta como un niño, pero tío Remus lo tiene a línea. Me cuenta muchas cosas de mamá y de sus aventuras.

El hombre sonrió, asintiendo.

—Me hace feliz que se lleven tan bien, realmente se parecen mucho. Aunque me atrevería a decir que eres más parecida a Anna, ella era así.

Afrodita sonrió, orgullosa.

—Por cierto, dile a Remus que te lleve a tu cámara en Gringrotts para que tenga dinero con el cual manejarte. Otra cosa, es importante que, cuando llegue Harry, no le digas nada de tu misión. Nadie debe saberlo.

—¿Debo decirle que soy Afrodita Black ahora?

—Sirius seguro querrá decirle. Está feliz contigo. Y Harry es su ahijado, querrá compartir la noticia.

Los secretos de una BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora