La azabache caminó, viendo las planta y el paisaje que le otorgaba su vista. Sonrió cuando vio como un perro gigante se le acercaba. Se inclinó, acariciándolo.
—Hola— murmuró, tocando su cabeza— ¿Cómo te llamas, hermosura?
—Se llama Frang— dijo una voz, Afrodita levantó su cabeza, viendo a un gran hombre cerca de ella, sonriéndole— Jamás vi que el se dejara tocar por alguien que no fuera yo...
—Es un perro hermoso— sonrió— ¿Usted como se llama?
—Yo soy el guardabosques de Hogwarts, me llamo Hagrid, también soy el profesor de cuidado de criaturas mágicas.— sonrió orgulloso— ¿Y tú?
—Soy alumna de Beauxbatons, me llamo Afrodita Delacour, un gusto.— le devolvió el gesto— ¿A Frang dónde lo consiguió?
—Lo gané en un juego de póker— acarició al perro— Una magnífica especie...
—Realmente lo es.— acarició el cuello del animal, mientras éste movía la cola—.
—¿Dijiste que eras de Francia? Me resultaba conocida tu cara...
—Mis padres vinieron a Hogwarts— levantó la mirada, sonriendo al semigigante— Tal vez conoció a mi madre, Anna Jordan.
—¿Eres la hija de Anna? Vaya, te pareces mucho a ella... pero tus ojos...— parecía que iba a decir algo más, pero se callo— Lo lamento, Dumbledore no me permite hablar de él.
—¿Del chico con el que salía mi madre?— el hombre asintió, logrando que la chica frunciera el ceño— ¿Por qué?
—No es seguro— explicó, haciendo un pequeño gesto, y comenzar a caminar hacia un cabaña que había cerca— Hasta luego, Afrodita, un gusto...
—Adiós, Hagrid— sonrió, tocando por última vez a Frang, para ver cómo el animal se alejaba—.
La azabache quedó parada, viendo cómo el animal y su dueño entraban a la cabaña, dejándola a ella como la única persona en el lugar, ya que parecía que casi todos en Hogwarts estaban en clases.
—¿Por qué tan sola?— preguntó alguien por detrás, rompiendo la concentración de la chica—.
—Hola, Fred— sonrió al darse vuelta, quedando frente a frente con el— ¿Tu no deberías estar en clase?
El pelirrojo levantó una ceja, sonriendo levemente.
—Touché— asintió— ¿Qué haces por aquí?
—Nada en especial, solo caminando como siempre— se encogió de hombros— ¿y tu?
—Vine a buscarte— hizo una mueca leve—, necesito hablar contigo. Emm, por lo del baile— movió sus pies, un poco nervioso— Espero que no estés enoja conmigo, yo no quise...
—Fred— lo interrumpió, sonriendo— No estoy enojada. Tu perdoname el haberme ido así... no debí hacerlo.
—Pero, Afro, siento que te obligué y tú no querías... en serio, perdóname, me equivoqué.
La azabache negó, riendo levemente.
—No fue eso. El beso me gustó, solo que entré en pánico.
—¿Pánico, por qué?
—No lo esperaba— se encogió de hombro, mintiendo—.
El chico sonrió, acercándose un poco a la joven, tocando su cabello.
—¿Entrarías en pánico si te pido una cita?
—Un poco, sí.— rió— Pero es un riesgo que podemos correr.
—¿El sábado?— ella asintió, sonriendo— Te iré a buscar, tu solo espérame.
Afrodita volvió a asentir, acercándose un poco más al chico, para rozar sus labios.
—Te espero— le susurró, para caminar en dirección de la carroza de Beauxbatons, dejando al chico ahí, un poco confundido.
.-.-.-.-.-.
—¿Así que saldrás con Fred?— preguntó la rubia, viendo a su prima con interés—.
—Sí...— respondió vagamente, mientras leía un libro—.
—Oye, ¡trata de estar emocionada aunque sea!— le lanzó una almohada, para llamar su atención—.
—Es solo una cita— se encogió de hombros— He tenido varias, no es como si fuera la única en mi vida.
—Pero debes emocionarte, es un chico guapo y no te llama rara— defendió la chica, logrando que la azabache riera— ¿Ves? Sí es guapo, aunque lo niegues y te gusta.
—Puede ser, pero no hay razón para emocionarse, no me propuso matrimonio.
La rubia rió, negando levemente.
—Ese día yo te ayudaré a vestirte, porque sino serás un desastre.
—Claro que no, yo me vestiré. No me pondré tus vestidos horribles, Fleur.
—Está bien, señora amante de los colores oscuros— rodó los ojos— Por lo menos déjame arreglarte el cabello.
—No.
—¿Me dejarás que te ayude en algo?— bufó, cruzándose de brazos—.
—Sí, contribuye a mi paz y deja de hablar de la cita.
La rubia hizo un puchero, su prima solo rodó los ojos, lanzandole una almohada.

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Los secretos de una Black
FanficUna vida de secretos en Francia. Una familia de rubios que te tratan como una hija. La curiosidad. El pasado. El futuro. La herencia que pesa. La vida. La muerte. Segunda parte de "Ella es igual a mi".