Sirius tomó del brazo a su ahijado, haciendo que entrara a su oficina, el miró todo asustado, hasta que se dio cuenta que se trataba de su padrino. Pero él no estaba solo en el lugar, estaba acompañado de alguien que se encontraba sentado sobre la silla, con los piernas sobre el escritorio.
—Sirius, ¿qué pasa?— preguntó el chico confundido—.
—Harry, no tuve la oportunidad antes, así que quiero hacerlo ahora— sonrió, sentándose en la otra silla que había ahí— Te quiero presentar a alguien importante para mí.
El niño de ojos verdes pudo ver quién estaba sentado ahí y era Afrodita, su amiga francesa, ella le sonrió, guiñandole un ojo.
—Es Afrodita Delacour, ya la conozco, es la prima de Fleur Delacour— dijo el chico, viendo como su padrino sonreía—.
—Harry te contaré algo— comenzó el hombre— En mi juventud salí con una chica muy importante. Se llamaba Anna Jordan, era muy amiga de tu madre y era casi una hermana para James. Es más, es tu madrina.— el chico parecía sorprendido, Sirius hablaba con dificultad, no le agradaba tener que recordar todo lo que había pasado con ella— El punto es que yo la amaba, fue la única chica que amé. Te debes estar preguntando dónde está. Anna murió la misma noche que tus padres, a manos de un puñado de mortífagos. Lo importante de ésta historia es que tuve una hija con Anna y ella es Afrodita.
Ahora sí el chico estaba sin habla, se había quedando viendo a su padrino y a Afrodita, los miraba una y otra vez. El niño de ojos verdes debía admitir que ambos tenían facciones parecidas. Los dos compartían los mismos ojos y el mismo cabello, Harry podía ver en los ojos de la chica la calidez que encontraba en los ojos de su padrino. Creía que Afrodita contenía esa belleza que Azkaban le había quitado a Sirius hace años.
—¿Es tu hija?— preguntó, aún un poco sorprendido—.
—Sí, es mi hija— sonrió, viendo la expresión de su ahijado— Sé que es difícil, pero mira el lado bueno, no somos nosotros dos solo, ella también es tu familia ahora.
La chica, que no había dicho nada hasta ahora, se levantó, sonriéndole a Harry.
—¿Recuerdas que te conté que estaba buscando a mi padre? Bueno, lo encontré. Y es mejor de lo que podría pedir.— se acercó a Harry, abrazándolo— Puedes considerarme familia. Sí necesitas algo, solo pídemelo.
El joven sonrió, ahora entendía por qué ella estaba ahí y por qué la Señora Weasley había dicho de que Sirius la había puesto en peligro. En el fondo le agradaba la idea de tener a Afrodita ahora, porque tendría alguien más que consideraría su familia.
—Papá, hazle ver la foto— pidió la chica, separándose de Harry y volviendo a sentarse—.
El hombre asintió, sacando de un cajón un pedazo de papel. Le tendió al chico el objeto. El lo tomó, viéndola. Era una foto mágica, ahí aparecía una mujer de cabello azabache ondulado, sus ojos verdes brillaban y le sonreía a la cámara. La misma mujer sostenía en brazos a un bebé, al que mecía con cariño, a su lado estaba un Sirius Black mucho más joven.
—La chica es Anna, fue tomaba un mes luego de que naciste, ella te amaba, siempre estaba detrás de Lily y James para cuidarte o hacerte dormir.— sonrió con melancolía— Es más, se quedó en su casa un mes entero solo porque habías contraído un resfriado.
Harry sonrió de igual manera que su padrino, pensaba en lo que tendría en estos momentos si Voldemort no existiera. Tendría a sus padres, a su madrina y Sirius no se vería tan infeliz cuando hablara de ella, tal vez hasta se hubiera criado con una prima que lo quisiera, con alguien tan amable y educada como lo era Afrodita. Todo si no hubiera existido Voldemort.
—Se parece a Afrodita— señaló, viendo que esa mujer la la chica presente tenían facciones parecidas, también su sonrisa era igual de calida—.
—Lo sé— murmuró con tristeza Sirius—.
—Muy lindo todo, pero debo irme, quedé con Fred en ir a pasear— interrumpió la chica, logrando que Sirius la mirara de mala manera—.
—¿A quién le pediste permiso para salir con el?— preguntó, logrando una pequeña risa de Harry, era divertido ver a su padrino así—.
—A Molly— se encogió de hombros, sonriendo— Venga, papá, solo iremos a pasear. Tampoco es la gran cosa.
El hombre soltó un suspiro, aflojando su mirada.
—Está bien, pero no vuelvan tarde.— sentenció, la chica sonrió, levantándose y acercándose a su padre para darle un beso en la mejilla— No trates de comprarme con cariño.
Afrodita rió, para luego salir de ahí, dejando a los dos hombres solos.
—Nunca seas mujeriego y tengas una hija, saldrá igual. — bufó, logrando que el chico riera—.
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Los secretos de una Black
FanfictionUna vida de secretos en Francia. Una familia de rubios que te tratan como una hija. La curiosidad. El pasado. El futuro. La herencia que pesa. La vida. La muerte. Segunda parte de "Ella es igual a mi".