Afrodita caminaba distraída, Dumbledore la había citado en su oficina, para hablar de un tema importante. Estaba un poco mareada, hoy era su cumpleaños y se sentía diferente. Sentía que algo se removía en el interior de su cabeza, sus manos homirgeaban cada vez que hacía un hechizo. Era un cumpleaños raro. Suspiró, debía ser porque estaba en Hogwarts. Miró al ave que evitaba la entrada a la oficina de Dumbledore y sonrió, pensando en la divertida contraseña.
-Gars de calabaza- soltó, para luego reír, era grandioso pensar que la contraseñas de la oficina del director de Hogwarts tenía que ver con los gustos de dulces de estos-.
Entró, viendo al director igual que siempre, sentado en su escritorio, con sus lentes de media luna y su mirada serena. La azabache le sonrió, sentándose frente al anciano.
-¿Pasa algo, profesor?- preguntó, viendo que el no iba a hablar primero-.
-Feliz cumpleaños, Afrodita- le sonrió- Tengo un regalo, pero es solo si tú lo aceptas.
-Jamas le dije que no a algún regalo- sonrió también-.
-Afro, tu padrino quiere conocerte- comenzó- Si tú quieres, puedes conocerlo hoy... o solo esperar a que estés preparada... pero el quiere que tengan una buena relación.
La joven ladeó su cabeza, no sabía qué decir. Quería conocer a su padrino, pero sentir nervios de tal vez no ser lo que él esperaba. Pero el tenía información sobre sus padres y era su padrino, su familia. Suspiró, asintiendo.
-Sí, quiero conocer a mi padrino- parpadeó-.
-¡Perfecto!- sonrió, levantándose- Porque ya está aquí. Señor Lupin, por favor...
La azabache vio como un hombre con una túnica maltratada entraba, era rubio y parecía haber tenido facciones bonitas cuando era joven, pero ahora estaba extremadamente demacrado. Le sonreía, parecía demasiado amable, mirándola con los ojos brillantes.
-Afrodita, te presento a tu padrino- señaló Albus-, Remus Lupin. Señor Lupin, ésta es Afrodita Delacour... aunque creo que ya la reconoció...
El rubio asintió, acercándose a la chica, ella se levantó, sonriendo tímidamente.
-Hola, Afrodita...- le sonrió, su voz era profunda, le dio una sensación de tranquilidad a la niña, era agradable-.
-Hola...- le devolvió el saludo, sin saber bien qué decir-.
-Los dejaré solos, debo reunirme en Hogsmeade con el señor Crouch.- el director hizo un gesto, despidiéndose y saliendo de ahí, dejando solos a la azabache y a la rubia-.
Remus la miraba y no podía dejar de sonreír. Era como ver a Anna, con su sonrisa inocente, incluso su voz tenía cierto parentesco. Pero sus ojos, oh, esos ojos eran de Sirius Black y nadie lo podía negar. Esos ojos te decían, soy mejor que tú y lo sabes. Igual que los de su amigo.
-¿Así que eres mi padrino?- murmuró, tratando de hablar con el hombre, que solo la veía fijamente, con una sonrisa en sus labios-.
-Así es- asintió- Puedes decirme Remus si gustas...
-¿Podría ser tío Remus? Eres mi padrino, te mereces el tío- bromeó, logrando que el hombre sonriera más, si es que era posible-.
-Sería un gusto que me digas tío- le hizo una seña, para que se sentara, ella lo hizo y el la imitó, sentándose a su lado- Feliz cumpleaños, Afrodita.
Remus buscó algo en su túnica, parecía ciertamente avergonzado por ella, peor la joven no le dio importancia. Era familia. El rubio sacó una foto, para tendersela a su sobrina. Ella lo miró y sonrió, mirando la foto con los ojos brillosos.
-No es el mejor regalo...- murmuró, con vergüenza, logrando que ella negara, un poco distraída-.
-No, no- tomó la foto, sonriendo- Es el mejor regalo que tuve en 16 años.
El sonrió, feliz de que a la pequeña le gustara. Era una foto de el, ella y Anna, hace 16 años atrás, el día que nació la niña.
-Hace tanto que no te veo...- le sonrió- Realmente te pareces a tu madre, creí que Dumbledore estaba exagerando... pero veo que no. Y también te pareces a tu padre.
-Mi padre... ¿cómo se llama?- preguntó, queriendo realmente querer saber eso-.
-Dumbledore me dijo que no debo decirte eso. Es para cuidar a tu padre. Digamos que tu padre tiene problemas.- le sonrió- Pero tranquila, Afro, dentro de un tiempo lo conocerás...
-¿Me podrías contar sobre mi madre?- pidió- No sé mucho de ella y me gustaría saber más... y creo que tú podrías ayudarme.
-Claro que sí, pequeña- asintió- Tu madre... Ah, fue mi mejor amiga. Casi una hermana. Era una mujer muy decidida, amable y orgullosa. Amaba las bromas, era demasiado terca. Ella tenía razón siempre, eso no se discutía. Era muy apasionada por el quidditch, jugaba como buscadora en el equipo de Gryffindor. Era muy juguetona, siempre estaba haciendo bromas. También le gustaban los cuchillos... Demasiado, tenía una colección muy grande. ¿Algo más que desees saber?
-Puessss...- ladeó su cabeza, sin saber si preguntar o no- ¿Mi madrina quién es? ¿Está viva?
Remus suspiró, hablar de Isabelle Rosier no era su tema favorito.
-Tu madrina se llamaba Isabelle Rosier, Belle para la mayoría. Y no, murió la misma noche que tu madre...
-Tío Remus...- murmuró, para luego sonreír- ¿Me cuentas cosas de Hogwarts? Quiero saber más...
-Te pareces tanto a tu madre en eso...- negó, sonriendo- Bueno, primero, vamos a poner apodos a tu padre y amigos de tu madre. A tu padre le vamos a decir, Hocicos. Teníamos un muy buen amigo, que para todos fue como un hermano, vamos a decirle Bambi. Luego está la mejor amiga de tu madre, le diremos peli. Comencemos con la primera historia- rió, divertido-Tu padre y madre se odiaban... hasta que un día, una bromas los unió...
Afrodita miraba con emoción al hombre, realmente quería saber esas cosas y le emocionaba saber que había alguien que le respondía todas las preguntas.
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Los secretos de una Black
FanficUna vida de secretos en Francia. Una familia de rubios que te tratan como una hija. La curiosidad. El pasado. El futuro. La herencia que pesa. La vida. La muerte. Segunda parte de "Ella es igual a mi".