"Sé que aun no es tiempo de encontrarnos, pero ten por seguro que te estaré esperando"
Al día siguiente mi despertador sonó a la hora de siempre. Pero esta vez, en lugar de postergarlo diez minutos como era usual, lo apagué y me senté en la cama con una sonrisa.
Empecé a recordar lo que había pasado el día anterior y cada vez mis comisuras se elevaban más y más. ¿Cómo era posible que Jony causase eso en mí? ¿Cómo era posible que una simple charla por WhatsApp me haga tan feliz?
Aparté todas las dudas de mi mente y me levanté dispuesta a empezar mi día. Me sorprendí mucho al ver el ánimo con el que me predisponía a hacerlo, pero a la vez estaba encantada con ese humor que hacía mucho no me acompañaba a estas horas de la madrugada.
De camino a la escuela me decidí a contarle a Leila todo lo que había pasado el día anterior, empezando por la solicitud que había visto el martes y que no había aceptado hasta pasados dos días. Las cuadras no nos alcanzaron para que le contase con detalles toda la charla, así que me hizo prometerle que a la salida volvería a repetirle todo con mucha especificación y que me quedaría en su casa a almorzar para responder a todas sus preguntas.
Acepté sin dudarlo sabiendo que yo también tenía muchas ganas de compartir mi alegría con ella y que me encantaría repasar nuevamente toda la charla, suponiendo que sonreiría con cada detalle.
—¿Y cuándo pensás hablarle? —me preguntó una vez que todas sus dudas fueron aclaradas y que toda la charla fue repasada por ambas.
Me encogí de hombros.
—No sé si voy a hablarle… —confesé temerosa.
—¡¿Cómo qué no?! Si te morís de ganas de hacerlo —rió.
—Si —me sonrojé al admitirlo—, pero no sé si él tenga ganas de hablarme —hice una mueca.
—¿Cómo no va a tener ganas de hablar con vos? —frunció el ceño—. Ayer estuvieron hablando un montón.
—Pero capaz solo estaba aburrido…
Ella me fulminó con la mirada sabiendo lo mucho que me costaba iniciar las charlas a mí.
—Él va a esperar a que le hables vos ahora y si no lo hacés…
—Si no lo hago y él tiene ganas de hablar va a hacerlo de todos modos —la interrumpí dejando en claro mi punto de vista.
—Que terca que sos —se quejó.
—No me gusta obligar a nadie a hablar conmigo.
Puso los ojos en blanco en total desacuerdo conmigo y le subió el volumen a la televisión dando por finalizada la charla. En ese momento estaba empezando un capítulo de Drake and Josh, pero, aunque me gustaba el programa, no logré concentrarme totalmente en ello. Mi cabeza seguía dándole vueltas a Jony preguntándome si volvería a hablarme y pensando en qué era lo que iba a hacer yo si no lo hacía. ¿Me animaría a hablarle yo a él?
***
El sábado me levanté a las diez de la mañana. La noche anterior había esperado a que Jony me hablase, pero no lo había hecho y, resignada, me había acostado a dormir pasados unos minutos de la medianoche.
Me levanté y lo primero que hice fue mirar su última conexión. Había sido a las tres de la madrugada. Sentí un leve pinchazo en mi interior… ¿celos?
Negué rápidamente tratando de impedir que aquello me afectara. Me cambié y bajé a desayunar. Mis padres ya estaban sentados y ambos levantaron la mirada cuando entré al comedor.
ESTÁS LEYENDO
La distancia no es el fin (Borrador)
RomanceHistorias de amor con terceros en discordia hay muchísimas, pero... ¿Qué pasa cuando la que se interpone en una relación es la distancia? ¿Es posible que el amor salga victorioso en la lucha contra los kilómetros? ¿O la derrota es algo predecible? ¿...