Capítulo 16

3.9K 162 56
                                    

Momentos que duran segundos, pero puedes estar horas y horas pensando en ellos.

—Si —me dijo asintiendo—. Soy yo —afirmó nuevamente provocando que ambos sonriésemos mas.

Di un paso hacia adelante y él hizo lo mismo. Cuando estábamos a un centímetro de distancia, me abrazó. Percibir sus brazos rodeándome me hacía sentir que flotaba.

—No puedo creer que estés acá —susurré sin dejar de abrazarlo mientras mi cabeza trataba de acomodar los hechos que seguían pareciendo imposibles—. ¿Cómo llegaste? ¿Cuándo?

—Eso no importa —me susurró—. Lo importante es que estoy acá.

—Parece un sueño—le dije tratando de contener la emoción.

—Estamos juntos, estamos acá —confirmó y se separó unos milímetros para mirarme a los ojos—. Te amo.

Nuestras miradas se congelaron la una en la otra.

—Yo te amo mas —afirmé sonriendo—. Todo esto parece una locura —reí al ver que el silencio se extendía demasiado.

De pronto intentó separarme de él bruscamente. Ese cálido momento en el que nos abrazamos pasó a ser distante y muy frio… parecía irreal.

—¿Qué pasa? —le pregunté separándome mas de él.

Jony me miró y empezó a alejarse hacia atrás sin separar sus ojos de los míos. Lo miré confundida hasta que escuché una voz.

—¿Qué? —inquirí al ver que no había movido su boca.

En el segundo que terminé de pronunciar la palabra, lo perdí de vista. Entonces todo se volvió demasiado oscuro.

—Kim —sentí que me llamaban—. Kim, despertate que ya es tarde —era la voz de mi mamá que estaba sentada a un lado de la cama.

Exaltada, abrí los ojos y me encandilé con el potente brillo del sol que daba de lleno en la habitación. Me puse boca abajo y me tape la cabeza con la almohada tratando de normalizar el pulso y mi respiración. Todo fue un sueño, todo fue un sueño. Un simple sueño. Me repetí a mi misma en la mente.

—Ya es las tres de la tarde —anunció mi madre levantándose para cerrar un poco las cortinas así no entraba tanta luz—. ¿Qué tal la pasaste anoche? —me preguntó sentándose nuevamente a mi lado.

—Bien —murmuré algo dormida aun.

—¿Vas a bajar a comer algo? —volvió a decir con el único objetivo de que me despabilara.

—Si —dije dándome vuelta.

—¿Querés que te prepare algo?

—No, después bajo y veo que encuentro —esta vez me senté para que se diera cuenta de que ya estaba despierta.

—Tenes todo el rímel corrido —me dijo mirándome con una sonrisa. La noche anterior había llegado a las 6:30 y estaba muy cansada como para desmaquillarme, así que solo me había lavado con agua y me había ido a la cama.

—No es tanto —confirmé una vez que me miré en el pequeño espejo que estaba sobre la mesita de luz.

—Dale, anda a desmaquillarte y baja a comer algo. No te vuelvas a dormir —me avisó saliendo de la pieza.

Me puse de pie y me pare en frente del espejo más grande que se encontraba a un costado de la habitación. En mi mente repasé el sueño que había tenido preguntándome que hubiese hecho si hubiese sido real. Obviamente estaría feliz. Reviví el momento en que sentí sus brazos alrededor de mi, la cálida sensación que había sentido y que seguramente sería mucho mejor en la realidad. Imaginé su voz pronunciando mi nombre, sus ojos haciendo contacto con los míos… y una sonrisa apareció delante de mí, en mi reflejo. Suspiré agradecida de que haya aparecido en mi sueño y de haberlo sentido tan cerca, aunque sea por unos segundos.

La distancia no es el fin (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora