"Y así fue como sucedió, sin planearlo, sin buscarlo... Te llegué a querer, quizás más de lo debido. Y de un momento a otro, todos mis sueños comenzaron a tener tu nombre."
Hacía cinco minutos que me había enviado el mensaje. Seguro había sido justo cuando estaba abajo con Leila y David. Suspiré, sonreí y me dispuse a contestarle.
<Kim: Hola :)
Por un lado parecía raro volver a hablarle, pero por otro lado era como si el tiempo no hubiese pasado, como si nada de lo que había sucedido en este último tiempo hubiera ocurrido realmente. Pero aunque quisiese ignorarlo, sabía qué había pasado y que iba a ser difícil que todo volviese a ser como era.
>Jony: Cómo estás?
<Kim: Bien y vos?
>Jony: Bien...
El tic tac de las agujas del reloj resonaba más fuerte que nunca. Se sentía raro que no haya tema de conversación, pero a la vez era entendible. Parecía tan fría la charla que temía que no avanzase mas allá del simple saludo. Cuando creí que ya todo estaba perdido, Jony salvó la situación.
>Jony: Odio toda esta tensión
>Podemos hacer una videollamada? Necesito explicarte lo que pasó
Los nervios que sentía antes, cuando recién comenzábamos a hablar allá por octubre, se hicieron presentes nuevamente y no entendía por qué. Odiaba que me pasase aquello porque era como empezar de cero otra vez, tratando de construir poco a poco la confianza que una vez habíamos tenido, esa que había crecido lentamente, la cual ya estaba perdida... o eso creía.
<Kim: Dale, creo que es mejor que hablemos cara a cara :)
Al ratito me llegó la solicitud y mi corazón comenzó a latir rápidamente. Cerré los ojos tratando de tranquilizarme e hice click en Aceptar. A los segundos, su rostro apareció en mi pantalla. Cuando nuestras miradas se encontraron, instantáneamente ambos sonreímos. No sé cuánto tiempo estuvimos observándonos sin decir nada hasta que Jony rompió el silencio.
—Hola —me dijo nuevamente. Se lo notaba nervioso, lo que hizo que me tranquilizara un poco al darme cuenta de que no era la única que estaba pasando por eso.
—Hola —respondí mordiéndome el labio.
—Te extrañé —me confesó como si se estuviese sacando un peso de encima—. ¿Te llegó lo que te envié? —me preguntó luego sin darme tiempo a contestarle lo primero.
Asentí y me estiré para alcanzar el peluche que había quedado sobre la cama.
—Me encantó —le dije abrazando el oso—. Y la carta también.
Una sonrisa se formó en su rostro y se lo notó más relajado.
—A mí también me llegó... —levantó la mano para enseñarme el anillo que ya había visto que lo estaba usando en la foto—. Gracias, de nuevo —dijo esto último casi susurrando.
—No tenés que agradecerme nada.
—Sí, y también tengo que pedirte perdón y darte una explicación sobre lo que pasó.
—Ya me pediste perdón... en la carta —reconocí abrazando más el peluche.
Él negó con la cabeza.
—No te conformes sólo con eso, hice una estupidez. —Bajó la vista avergonzado—. Quiero explicarte lo que pasó. —Esperó unos segundos a ver si respondía algo, pero yo me limité a observarlo aguardando a que continuase.
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La distancia no es el fin (Borrador)
RomanceHistorias de amor con terceros en discordia hay muchísimas, pero... ¿Qué pasa cuando la que se interpone en una relación es la distancia? ¿Es posible que el amor salga victorioso en la lucha contra los kilómetros? ¿O la derrota es algo predecible? ¿...