Aún ni siquiera te tengo y ya tengo miedo de perderte. Es poco lo que te conozco y ya pongo todo el juego a tu favor.
El resto del día fue horrible. La tarde se hizo eterna, aunque debo admitir que Leila se esforzó muchísimo para tratar de levantarme el ánimo y convencerme de que seguro no era nada grave lo que Jony quería decirme. Aun así mis nervios estaban allí desde el momento en que uní el mensaje de él, con las fotos. Sabía que Marcos no tenía la culpa de nada, pero si en ese momento estuviese golpeando la puerta para verme de seguro le enviaba un mensaje de texto diciéndole que estaba en China y que no iba a volver hasta dentro de dos años.
Leila se había ido a las siete y desde esa hora había estado sentada en el living mirando televisión. Bueno, intentado mirar algo para poder calmar los nervios que tenia. ¿Por qué me ponía tan dramática? "Seguro que no es nada" me decía a mi misma para tratar de serenarme, pero era imposible.
A las nueve me llegó su mensaje.
>Jony: Ahora podes? Ya volvi :)
<Kim: Si, ahora me conecto
>Jony: Dale
Mientras subía las escaleras mi corazón iba acelerándose cada vez más. Una vez que me senté en el escritorio con la notebook enfrente respiré hondo y fui soltando el aire suavemente por la boca, como me había enseñado Marcos esa vez que estaba nerviosa por mi primer viaje en lancha. Otra vez él, lo alejé rápidamente mandándolo a la luna mientras ingresaba mi contraseña. Apenas entré, me llegó la solicitud. Sonreí y acepté.
—¡Hola! —exclamó sonriendo como siempre lo hacía y como a mi tanto me gustaba.
—¡Hola! —respondí de la misma forma.
—¿Qué tal tu día? —me preguntó pasándose la mano por el cabello.
—Agotador, pero tranquilo —mentí mientras apoyaba mi cabeza sobre mi mano derecha.
—¿Por qué? ¿Tantas cosas hiciste? —rió.
—Bueno, no creo que haya sido tan atlético como tu día —sonreí— pero para mí fue cansador. Encima estamos a mitad de semana y falta una eternidad para el finde.
—Solo faltan dos días que seguro pasan volando.
—Pero para completarla, el viernes tengo examen.
—Ahí ya es otra cosa, yo tengo los días libres —me contó.
—Suertudo —reí.
Ambos nos quedamos mirándonos por unos segundos hasta que reaccioné.
—Y... ¿Qué era lo que...?
—Antes de eso —me interrumpió— quiero preguntarte...
Enarqué las cejas en señal de que continúe. Se mordió el labio y después continuó.
—Nunca te pregunte si... —titubeó y luego continuó— si tenias novio, si estabas en algo con alguien o... ¿te gusta alguien? —concluyó.
Creo que la sorpresa por la pregunta se habrá sumamente notado en el desconcierto de mi rostro y en la forma en que me sonrojaba. Instintivamente empecé a morderme la uña del dedo índice sin entender muy bien por qué lo hacía ya que jamás había tenido ese hábito. Alejé rápidamente mi mano mientras pensaba qué responder. Si le decía que si me gustaba alguien podía llegar a pensar que se trataba de Marcos y eso era lo que menos quería. Pero si le decía que no y el trataba de averiguar si me pasaba algo con él, iba a terminar arruinándolo todo.
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La distancia no es el fin (Borrador)
RomansaHistorias de amor con terceros en discordia hay muchísimas, pero... ¿Qué pasa cuando la que se interpone en una relación es la distancia? ¿Es posible que el amor salga victorioso en la lucha contra los kilómetros? ¿O la derrota es algo predecible? ¿...