Hola!
Este capítulo se lo quiero dedicar a Isabella Solorzano... Muchísimas gracias por leer la historia, por votar y comentar, y también por haberte sumado a la pagina de Facebook ^^ Lo aprecio un montón!!
Sin mas, los dejo con el capítulo número 34... espero que les guste y espero sus opiniones :D★★★★★★★★
"Apareciste sin que te buscara... sin saber que eras lo que necesitaba, sin imaginar que te convertirías en la razón de mis sonrisas, en la razón de mi felicidad."
—Kim. —Escuché un susurro lejano, pero a la vez muy cercano. Como un eco. —Kim, despertate.
Sonreí al darme cuenta de que era su voz.
—Estas sonriendo. Abrí los ojos que ya estás despierta—me pidió riendo.
Lentamente hice lo que me pedía y cuando mis parpados estuvieron completamente arriba me encontré con su rostro frente a mí en la computadora que aún seguía prendida. Estaba despeinado, pero no le quedaba mal. Y estaba usando la misma remera que tenía cuando se acostó así que supuse que aún no se había levantado; era una musculosa que le quedaba suelta, de color verde claro con la inscripción Vans en blanco.
—Buen día, hermosa —me saludó cuando nuestras miradas se cruzaron.
—Buen día, lindo —respondí sonriendo aún más—. ¿Hace mucho que estás despierto? —le pregunté al ver que estaba sentado con la notebook sobre las piernas, o eso parecía.
—Hace un poco... casi una hora —respondió con media sonrisa.
—¿Y por qué no me llamaste? —inquirí esta vez interrumpida por un bostezo.
—Era temprano y... quería verte así... durmiendo —confesó avergonzado.
Sonreí. Nos observamos en silencio por unos segundos hasta que alcancé a distinguir que a su lado tenía la cámara profesional que le había regalado su padrino para el cumpleaños.
—¿Estabas sacando fotos? —Instintivamente trató de sacarla del plano que cubría la cámara, pero ya era tarde. —Jony...
—Te estaba sacando fotos —dijo resaltando el "te" y finalizó mordiéndose el labio inferior.
—¡Jony! Seguro salí hecha un escracho —me quejé y automáticamente me senté para acomodarme el cabello.
—Saliste re linda —me contó mientras las miraba—. Y no estás despeinada —agregó al levantar la vista.
—Sí, no mientas —le dije no muy convencida pero dejé de peinarme y volví a acostarme observando la pantalla.
—En serio, no miento —me prometió con una sonrisa.
Nuevamente el silencio se instaló entre nosotros pero esta vez el que lo interrumpió fue un trueno.
—Me parece que hace un rato estaba lloviendo en tu casa —me avisó riendo—. Pensé que era acá pero cuando vi el sol me pareció raro.
Recién en ese momento me percaté de la falta de luz habitual, pero no se escuchaban gotas cayendo.
—Voy a ver —le dije incorporándome y me dirigí hacia la ventana.
Cuando la abrí me encontré con un paisaje que hacía varias semanas que no veía. Estaba completamente nublado, había viento y casi todo estaba mojado, desde las hojas de los árboles hasta el vidrio que me separaba del exterior. Tal y como me había dicho Jony, había estado lloviendo.
—¿Y? —escuché que me preguntaba desde la computadora, al ver que no volvía.
—Sí, estaba lloviendo —le respondí sin moverme—. Ahora llovizna un poquito.
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La distancia no es el fin (Borrador)
RomanceHistorias de amor con terceros en discordia hay muchísimas, pero... ¿Qué pasa cuando la que se interpone en una relación es la distancia? ¿Es posible que el amor salga victorioso en la lucha contra los kilómetros? ¿O la derrota es algo predecible? ¿...