Hola!
Este capítulo se lo quiero dedicar a Nadime. Muchísimas gracias por acompañarme leyendo, votando y comentando mi historia, en cada capitulo ^^ Lo aprecio muchísimo así que te mereces esta dedicación :D
Sin mas, los dejo con el capítulo 37 ^^ Espero que les guste!★★★★★★★★
"A veces amar es aceptar que la persona a la que amas no te corresponde. Es elegir su felicidad aunque no concuerde con la tuya. Es intentar olvidar aunque no quieras hacerlo. Intentar seguir adelante, aunque te cueste tan solo imaginarlo. Intentar ser feliz, aunque la felicidad amenace con abandonarte. Intentar superar... y avanzar."—¿Qué es lo que tenés que decirme?
Los dos se quedaron helados, mudos y la expresión que tenía Marcos en el rostro indicaba lo incómodo y sorprendido que se sentía.
—¿Y el helado? —me preguntó Bastián tratando de evadir el tema. Fue el único que logró salir del estado de shock en el que nos encontrábamos los tres; yo esperando una respuesta y ellos buscándola.
—No llevé dinero —respondí cortante sin despegar mis ojos de los de Marcos.
—Los dejo para que hablen —le dijo a él, que lo miró con el ceño fruncido, y luego volvió su vista hacia mí—. Voy a comprar yo.
De la tensión que tenía, el único movimiento que pude realizar fue un paso hacia la izquierda para permitirle el paso a mi hermano, que cerró la puerta del balcón tras él. Una vez que salió el silencio nos invadió. Cuando escuché que la puerta principal se cerraba y supe que estábamos solos, volví a hablar.
—¿Podés decirme? —le pregunté temerosa mientras apretaba los puños, presa del nerviosismo. Él, que estaba recostado sobre la barandilla mirando hacia abajo, giró su cabeza hacia mí.
—Es difícil —masculló bajando la vista nuevamente.
—Pero es feo no saber qué es lo que está pasando y comenzar a suponer cualquier cosa —traté de que entendiese y se dignase a contarme.
—Ni yo lo creo todavía, imaginate si te lo cuento —esta vez dio media vuelta y se paró frente a mí.
—Se lo dijiste a mi hermano... —sentí cómo las uñas comenzaban a clavarse en las palmas de mis manos, así que aflojé los puños tratando de relajarme.
—Él me está ayudando con todo esto —me explicó pasándose la mano por su cabello negro.
—¿Esto? —inquirí esperando a que lo definiera, pero no lo hizo—. Yo también quiero ayudarte, Marcos. No sé ni siquiera qué es lo que está pasando pero odio verte así —sentí que mi voz iba a cortarse en cualquier momento así que hice una pausa para tomar aire—. Te quiero demasiado y me duele que no confíes en mí.
—No pasa por confiar o no confiar. Sabés que confío un montón en vos —me dijo buscando mi mirada—. No hace falta que te diga lo mucho que te am... quiero —se corrigió sin demostrar culpa alguna.
—Entonces, si no pasa por confiar, ¿por qué no querés decírmelo? —le pregunté más confundida que antes.
—Decirlo en voz alta, y más a vos, es confirmar que es cierto.
Me quedé helada. Estaba segura de que lo que estaba pasando no era nada bueno, todo lo contrario. Algo que no había sucedido nunca, ya que jamás lo había visto así. ¿Qué podía ser tan malo como para no querer decirlo? Un pensamiento espeluznante pasó por mi mente y mi corazón se aceleró.
Me dejé caer en una silla que se encontraba a mi izquierda, incapaz de mantenerme en pie. Suspiré entrecortadamente. Él caminó hacia mí y acercó la otra silla para sentarse enfrente. Una vez que lo hizo, tomó mis manos entre las suyas y clavó su mirada en esa unión. Yo lo observé hasta que nuestros ojos se encontraron.
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La distancia no es el fin (Borrador)
RomanceHistorias de amor con terceros en discordia hay muchísimas, pero... ¿Qué pasa cuando la que se interpone en una relación es la distancia? ¿Es posible que el amor salga victorioso en la lucha contra los kilómetros? ¿O la derrota es algo predecible? ¿...