Unos gritos perturban mi sueño inquieto. Me despierto asustada. No sé cuando me he dormido. O si todos esos recuerdos de disparos eran solo parte de una pesadilla. Cuando reparo en el fuego me vuelve a doler el corazón. Todavía sigo en esa pesadilla que no tiene fin y que comenzó en un baño con una cuchilla.
Me levanto y me duele la cabeza. Es el dolor insistente después de llorar mucho. Me llevo las manos a las mejillas secas. Vuelvo a oír gritos y justo me giro para ver a Cop sujeto por Diego y Marcos.
—¡Vamos, a ver si ahora se atreven conmigo!
—Cop, tranquilízate.
—¡Quiero estrangularlos!
Sigue aullando barbaridades y yo me giro a mirar a Minnie.
—¿Qué ocurre?
—Cosas de brutos. No les entiendo. Marcos quiere abandonarlos aquí atados, Cop matarlos y Diego... bueno, él no está de acuerdo con ninguno de esos planes de esos dos locos. ¿Tú qué crees?
No tengo ninguna duda de lo que debemos hacer. Ni siquiera pestañeo al decirlo.
—Hay que matarlos.
—¿Qué? —pregunta conmocionada. Es como si no supiera que está ocurriendo. Quienes son estos asesinos.
—¿Te han torturado?
—No, pero...
—A mí sí, y no dudo que te hubiesen hecho lo mismo a ti. Te hubiesen violado sin parar hasta que te hubiese muerto de hambre, o de una paliza. De un embarazo. O quien sabe qué.
Minnie abre la boca y después la cierra, poniendo esa fea expresión en su boca.
—No vamos a matarlos, Aurora, así que quítate esa idea de la cabeza de una vez.
—¿Les vas a dejar que hagan esto una y otra vez? ¿A personas inocentes?
—¿Me estás diciendo que juguemos a ser Dios?
—¿No es Dios quien nos los puso en nuestro camino?
Minnie deja de respirar y sus mejillas se ponen rojas como cuando está a punto de tener un berrinche.
—Cállate, Aurora, no lo entiendes. No puedes llegar a entenderlo.
—¿Qué no puedo entenderlo? ¿Por qué tienes que ser tan inocente? Por una vez en tu vida toma una decisión difícil.
—No vamos a matarlos —dice silbando cada palabra y hundiendo las uñas en la madera—. Esa es la decisión más difícil. No nos vamos a convertir en ellos.
Se levanta y se aleja hacía la casucha. Me quedo mirando el suelo. No debería provocarla así, debería quedarme calladita y quieta, como siempre. Debería dejarles que ellos hagan las decisiones difíciles en vez de meterme en medio y fastidiarla.
—Aurora, ¿puedes ayudarme? —grita Marcos.
Cop está a unos pocos metros hablando con Diego. Al acercarme a Marcos compruebo que a sus pies hay una chica que parece estar dormida. Al lado hay un chico sufriendo espasmos.
—Necesito que le sujetes mientras le inyecto la jeringuilla.
—Vale —contesto y le agarro de los brazos. Me resulta casi imposible mantenerlo completamente inmóvil. Marcos acerca la jeringuilla y se la introduce en el cuello. Justo en la arteria principal. La llena de aire y vuelve a introducírsela.
—Está vacía —susurro.
—Lo sé.
—¿Estás intentando matarlo?
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La Destrucción de Nuestras Almas: Amores Imposibles en el Apocalipsis
Roman d'amour¡ZOMBIS, TENSIÓN SEXUAL Y UN AMOR IMPOSIBLE! A Aurora no debería atraerle el novio de su hermana mayor, pero está en el apocalipsis zombi, no es que haya mucha opción más que confiar en él. Además, todo esto del fin del mundo no es una buena combina...