Capítulo 26.

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Han sido los mejores meses de toda mi vida, compartir con James y Lucy es algo único. Hoy tengo una reunión a primera hora y como aún estamos organizando lo del tiempo no me puedo arriesgar a llegar tarde, iba a pedir un taxi pero James se negó rotundamente. Era casi imposible llamar al conductor, después de discutir James prefirió que tomara uno de sus autos para que fuera al trabajo.

Me parece absurda la idea de no poder tomar un taxi por la inseguridad, cuantas taxis no he toma en mi vida. La sola idea de manejar uno de los lujosos automóviles de James no me gusta.

Salgo furiosa del pent-house, el intenta retenerme por un poco pero yo no tengo tiempo para sus ideas locas. Antes salir tome una de las llaves pero no sé de cuál de todos sus autos tome la llave.

Cuando llego al sótano óptimo el botón de búsqueda, busco el auto que provoca el sonido. Un hermoso mercedes negro es el causante del sonido, será el auto que hoy conduciré.

Manejo lo más cuidadosa que puedo, primero porque es un vehículo hermosa y lujoso, y segundo porque no es mío.

Hoy sin dudas no es mi día, hay un accidente más adelante y por supuesto hay un poco de tráfico. No puedo para de mirar mi reloj, hoy es la reunión con los inversionistas español por videoconferencia.

Dejo el auto donde siempre acostumbro hacerlo, parezco una loca corriendo por todo el sótano hasta llegar al elevador. Gracias a Dios el elevador no tarta mucho en subir, cuando las puertas se abren veo a Jess con la carpeta y documentos que necesito para la reunión.

– Todo lo que necesitas está aquí – me los entrega.

– Gracias – le entrego mi bolso –. No sé qué haría sin ti.

Subo lo más rápido que puedo a la sala y por fortuna aún no ha iniciado la videoconferencia. Puedo ver como mi jefe suspira de alivio al verme entrar.

– Lamento mucho la demora – digo avergonzada

– No podríamos dar inicio sin la mejor – dice mi jefe.

La videoconferencia se me hace muy interesante así que el tiempo se me pasa súper rápido, miro mi reloj y me sorprendo al ver la hora, son casi las diez y no sé en qué momento se pasaron las dos horas.

Una vez terminada la reunión voy bajando por el elevador para poder ir a mi oficina, me urge ir al baños desde que salí del departamento de James me he tomado como tres vasos de agua y mi vejiga no puede retener más líquido. Cuando llego a mi destino camino un poco rápido hacia mi oficina, pero es ese momento Jess me aborda.

– Sophie hay un hombre que lleva esperando por ti más de una hora – dice señalando con la cabeza en dirección a la sala de espera

– ¿Ha dicho que quiere? – cruzo las piernas

– Solo que necesita hablar contigo – se encoje de hombros

– Jess hazlo pasar en diez minutos tengo que hacer algo primero – digo

Abro las puertas de mi oficina y corro hasta llegar a la puerta blanca del fondo de ella, que es un pequeño baño privado. No sé qué hubiera sido de mí si esperaba un segundo más en liberarme. Me lavo las manos, firmo un documento que tenía pendiente. Cuando abro la puerta de mi oficina para darle el documento a Jess y pedirle que haga seguir a la personas que ha estado por mi choco con un hombre.

Levanto un poco la mirada y veo los ojos verdes que vi en la fiesta hace algunas semanas, no sé por qué razón Richard esta aquí, y aún menos porque razón ha estado esperando por mí. Apenas hacemos contacto visual y una enorme sonrisa aparece en su rostro.

Sin LimitesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora