Capítulo 48.

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Levando la mirada para encontrarme con unos ojos verdes mirándome fijamente. No puedo creer que el esté aquí en México. El me ofrece una sonrisa que parece sincera y luego hace un gesto para que me mueva un poco para el poder sentarse a mi lado.

– ¿Qué haces aquí? – es la primera cosa que se me pasa por la mente.

– Pues no hemos hablado por varios días, cuando llame a tu oficina me dijeron que estabas en vacaciones – toma aire para continuar –. Luego tú hermoso rostro apareció en el las noticias diciendo que estabas en México y por cosas de la vida tengo reunirme con un cliente aquí.

Estoy segura que está casualidad noble gustará nada a James pero yo no puedo hacer nada. Además creo que Hardy ha entendido que me gusta la compañía de Richard, pero solo como amigo así que esperemos que todo salga bien.

– ¿Te estás quedando en el hotel? – la verdad tener a este hombre con su pecho al descubierto me pone algo nerviosa.

– No es obvio – dice riendo.

Que pregunta más tonta es una playa privada del hotel. No quiero que Richard confunda mi nerviosismo con que me gusta solamente que estoy preocupada por la reacción que pueda tener James cuando nos vea.

– Lo siento olvide por completo que está playa es del hotel – miro para todos lado es busca de mi novio.

– No pasa nada – pasa su mano por su rebelde cabello –. Suelo causar ese efecto.

Lo miro con los ojos entrecerrados para darle a entender que su comentario no me gusta mucho y su reacción es comenzar a reírse.

– ¿Caminamos? – se pone en pie.

– Richard no quiero sonar grosera pero estoy segura de a James no le gustará verme caminando en la playa contigo – él mira a su alrededor.

– Sophie yo no ve a James por ningún lado además no es mi culpa que él sea inseguro – quizás tenga razón.

– No quiero que James se preocupe si regresa y no me encuentra – el me mira con el ceño un poco fruncido.

– Venga vamos no pongas más excusas – toma una de mis manos y me levanta con una rápido movimiento –. El día esta hermoso y los dos vamos a disfrutarlo.

Mientras camino con Richard constantemente miro para atrás por si James regresa. Durante nuestra caminata me habla un poco de su nuevo cliente pero por obvias razones no le prestó mucha atención.

Ya no estamos en la playa privada del hotel porque empecé a ver a más personas. Hay un par de restaurantes muy pintorescos cruzando una calle y Richard muy amablemente me invitó a tomar algo.

Tengo mi móvil en la mano y aún no he recibido ninguna llamada de James, es extraño que no lo haga porque en Chicago cuando no sabe donde estoy comienza a llamarme hasta que me vuelve loca.

– ¿Que te gustaría? – me pregunta Richard.

– Agua estaría bien – el niega ante mi repuesta.

– No, no te he traído aquí para que tomes agua pero tampoco pienses que es para emborracharse – dice rápidamente.

– Está bien – miro el menú y escojo al azar –. Un juego de natural de mora por favor.

Richard asiente y va hasta la barra del lugar para pedir nuestras bebidas. Estamos sentados en una de las mesas que están en la parte exterior del restaurante, hay muchos turistas internacional y nacionales. Entre risas se me olvida el tiempo y que James no sabe donde estoy.

El hombre de la barra nos ofreció mescal, en palabras más comunes tequila. No estaba segura porque no había comido nada desde el desayuno pero el hombre insistió tanto que me dio pena decir que no.

Sin LimitesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora