Sin Limites

Capítulo 63.

Maratón 3/3

Una vez en el sótano bajamos sin aun decir nada, como me quite los tacones en el auto salgo con cuidado de auto con ellos en la mano. James esta esperando a que el ascensor llegue, me pongo a su lado intento ponerme uno de los tacones pero pierdo el equilibrio.

– Mierda – dice James mientras me sostiene pero es tarde porque los dos caemos.

Estoy sobre el y solo escucho como sale el aire de sus pulmones, levanto el rostro para encontrarme con el suyo. Intento no reírme pero como si todo hubiera sido planeado empezamos a reírnos los dos.

– Sabes esto me recuerda a una chica que me ataco en un bar – dice después de un larga tanda de carcajadas.

– ¿Así? – pregunto intentando sonar seria.

– Si, estaba un poco borracha y cayó sobre mí – dice poniendo mi cabello detrás de mí oreja.

– Quiero nombre, apellido, número civil, todo – el sonríe.

– Amo cuando te ríes porque se te arruga la nariz – se muerde el labio –.Solo espero que siempre este para ti cuando caigas – dice antes de besarme

Alguien hace un ruido con la garganta haciendo que cortemos el beso, miro hacia donde proviene el sonido y veo a una mujer de unos 60 años con cara de asesina. Escondo inmediatamente mi rostro en el pecho de James.

– Esta sociedad ahora no respeta ni lo espacios PUBLICOS – hace énfasis en la palabra –. Pero que se le puede pedir al joven que sale en las portadas de revistas por sus escandalosas novias – su acento es algo raro.

James se pone en pie y me ayuda, se arregla un poco su ropa.

– Mrs. Müller – dice serio James –. No sabía que una dama como usted salía a estas horas de la noche.

– Señor Hardy no sea insolente – responde furiosa.

– No es insolencia Mrs. Müller simplemente fue una observación – muerdo mi mejilla para no reírme.

– Hablare muy seriamente con Mr. Goldman – me mira a mí –. Y tú – me señala.

– ¿Yo? – su ceño se frunce aún más.

– Deberías aprender a respetarte para que los hombres de respeten – abre los ojos como si me fuera a matar

– No es lo que us.. – me defiendo.

– ¿Yo le dije que podía hablarme? – me interrumpe.

Se arregla su abrigo y entra en el elevador que James había pedido. Apenas las puertas se cierran James me abraza.

– ¿Estas bien? – me pregunta.

– ¿Lo dices por nuestra caída o por qué no soy una dama? – el se ríe.

– Por lo primero – menciona –. Yo se perfectamente que eres una dama en todos lados excepto en nuestra cama

Le doy un pequeño empujón.

– Caí sobre ti tonto – le digo mientras llamo de nuevo el elevado –. La que debería preguntar si estás bien soy yo.

– Yo estoy perfecto así que no te preocupes – me envuelve en sus brazos nuevamente.

– James no, aquí no – le digo.

– Amor no le prestes atención a esa vieja loca que cree que estamos en la inquisición estoy seguro que aún es virgen – como no me voy a reír con esta cosas.

– Hardy – le regaño.

Merezco un baño con espuma, si eso merezco. Esta semana ha estado muy movida y sin dudas estos gustos no me los doy siempre. Creo que James esta abajo en su oficina porque cuanto llegue a casa estaba en su móvil un poco estresado, por otro lado Lucy se quedó a dormir donde una amiga.