Capítulo 31.

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Saludo a cada una de las personas que están aquí. James me invita a sentarme y una vez yo lo hago los demás también. Tenemos una cena increíble entre risas y mis padres haciéndome quedar en ridículo no la puedo estar pasadando mejor, quizás James deme dejo olvida pero todo esto hace que lo olvide.

Una vez que recogen los platos donde cenamos uno de los meseros se acerca con una pequeña torta en sus manos, en ese momento todos empiezan a cantar feliz cumpleaños. El año pasado mi cumpleaños en el departamento junto a Harry, Alex y Peter, solo los tres porque mis padres no pudieron venir pero esta vez están aquí, siento una felicidad increíble.

Cuando el mesero deja el pequeño plato en frente de mi James se pone a mi lado y me dice que sople la vela. Recuerdo que cuando era pequeña mis padres me hacían unas fiestas enormes donde no conocía ni a la mitad de los invitados, y cada vez que tenia que soplar las velas del enorme pastel me decían que tenia pedir un deseo. La verdad el único deseo que tengo es poder compartir más con todas las personas que están aquí.

James toma un poco de crema con el dedo y la pone en mi nariz, miro a James y el empieza a reír, me encanta verlo asi de relajado. Dejo el plato en la mesa e intento acerca a James para darle un beso pero el puede ver mis maléficas intenciones y estira sus brazos para que no acerque demasiado. Hago pucheros y el cede, pongo mi rostro tan cerca de el que no puedo evitar reírme al ver como cierra sus ojos y hace muecas cuando lo beso. Su rostro también queda lleno de crema.

Las personas empiezan a reír y James me guiña el ojo y señala con los a Lucy, yo asiento.

– Lucy – dice James –. Ven para acá.

James sale corriendo para atrapar a su hermana y ella intenta escapar pero James es más rápido, me acerco a ellos y juntos empezamos a dejar crema en la carita de Lucy. La pequeña lo único que puede hacer es moverse en los brazos de James para que la liberar y gritar que paremos mientras ríe.

Limpio mi rostro con un servilleta, después el de Lucy y cuando miro a James esta haciendo un mohín y tiene lo brazos cruzados.

– Y ¿Quién me va a limpiar este desastre a mi? – dice fingiendo seriedad

– Ven – dijo moviendo mi índice para venga.

Con cuidado limpio su rostro, siendo su mirada fija sobre mi. Una vez todos estamos limpios James toma la palabras otra vez.

– Es hora de abrir los regalos – dice sonriendo.

De la nada mis padres me entregan un pequeño paquete, los abrazo y les doy las gracias. Me siento como si tuviera seis años. Abro con cuidado el presente y de él salen tres delicadas y hermosas manillas, son de oro y una de ellas tiene un triángulo con algunos diamantes a su alrededor. Miro a mi madre y tiene algunas lágrimas a punto de salir.

– Gracias mamá – le digo abrazándola fuerte –. No llores por favor.

– Ya eres toda una mujer – dice sollozando –. Me siento muy orgullosa de la grandiosa mujer en la que te has convertido.

– Ustedes dos fueron los que hicieron de mi quien soy ahora – digo estirando mi brazo para atraer a mi padre –. Los amo.

– Eres mi gran tesoro – dice mi padre.

Después del emotivo momento Alex me entrega un paquete de donde saco una remera divina, le doy las gracias y luego es Harry quien me da un presente, de la bolsa sale una pequeña maqueta de lo que parece ser una cabaña.

– Esta – no se que decir –. Hermosa Harry.

– Sophie el regalo no es solo la maqueta – dice poniendo sus manos detrás su cabeza –. Es todo un fin de semana en ella.

Sin LimitesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora