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Viernes. El bendito y último día de la semana.
Vi como mi madre se estacionaba justo delante de mí. Eran pocas las veces que pasaba por mí y por mi hermana a la escuela. No tenía muchas horas libres en el trabajo, así que las pocas que podía tener, las aprovechaba al máximo para estar con nosotras.
Me acerqué al auto y abrí la puerta de la parte de atrás para subir. Me acomodé en el asiento y sentí la fija mirada de mi madre.

—¿Qué tal tu día? —preguntó con una enorme sonrisa.

Pues igual de aburrido que siempre.

—Genial —fingí una sonrisa, que fue convirtiéndose en una mueca. Miré nuevamente por la ventanilla y Jessica, mi hermana, se acercaba corriendo al auto.

¿Cómo hacía para verse siempre tan bien? Para que su maquillaje y peinado luzcan perfecto. O su brillante y sedoso cabello.

—Hola, mamá —subió en la parte del copiloto y depositó un beso en su mejilla.

—¿Qué tal tu día, hija? —le preguntó lo mismo que a mí, con la misma sonrisa y arrancó.

—Muy bien, quedé en segundo lugar en la selección —respondió abrochando su cinturón de seguridad, sin borrar la sonrisa del rostro.

—Jess, eso me alegra mucho, felicidades hija...

Jessica, era el tipo de hija perfecta. Sacaba las mejores notas, tenia un gran grupo de amigos, un novio de película, era extrovertida, segura, positiva, todo el tiempo lucía bien, nada podría salirle mal.
Y bueno, luego estaba yo... todo lo contrario a eso.

En menos de 15 minutos, en los cuales mi madre y Jess hablaron de lo increíble que eran sus vidas, llegamos a casa.
Al entrar dejé mi mochila en el sillón y alcé la mirada al escuchar a mi madre hablar.

—Chicas, tengo que irme —frunció el ceño mientras veía la pantalla de su celular. —tengo un paciente —sí, ella era medica. —hay comida en la nevera.

Tomó su suéter del sillón y se lo puso rápidamente.

—Cuídate —le dijo Jessica mientras agarraba algo de la nevera.

—Las quiero —nos sonrió para después salir de la casa y desaparecer.

Me acerqué a la cocina y me senté en la barra. Observé a mi hermana, parecía que llevaba prisa, pues comía demasiado rápido.

—¿Qué te ocurre? —la miré divertida y reí.

—Saldré —dijo con una gran cantidad de comida en la boca.

—¿Adónde?.

—En la noche, con mis amigos...

—¿Mamá lo sabe? —fruncí el ceño y me bajé de la barra.

—Pues claro —dejó su plato vacío y salió de la cocina. —me voy a vestir —gritó subiendo las escaleras.

Rodeé los ojos, y me tumbé en el sillón de la sala. Prendí la tv y la dejé como fondo para estar con mi movil. Estas eran la mayoría de mis tardes, a veces salía con Emily, mi mejor amiga.

Di un brinco cuando sonó el timbre, toqué mi pecho y me levanté para abrir la puerta.
Me encontré con nada más y menos menos que una amiga de Jessica. Megan.

Dangerously | Ethan Dolan (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora