Capítulo 2.

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Aparco el auto justo frente a la puerta del reclusorio y salgo con mi bolso beige en manos. Hoy decidí usar un vestido blanco con el escote algo pronunciado, un saco beige y unas zapatillas blancas. No puedo negar que en el sentido de la moda soy muy buena, entre otras cosas.

Saludo a uno de los guardias de la sala y camino hasta la mesa donde se encuentra mi fastidioso cliente. Lleva un arito metálico en la nariz, y bueno, no puedo negar que le sienta genial. Cuando me ve se levanta de la silla y sonríe.

-Buenos días, Davis - hace una mueca al escuchar su apellido.

-Deja la formalidad, Allen. Un "Hola, querido Ronan" estaría mejor.

Estrechamos las manos y seguido tomamos asiento.

-No creo que haya la suficiente confianza entre ambos para dejar de llamarte por tu apellido - observo sus ojos, perdiéndome unos segundos en la profundidad de ellos.

Pone una de sus manos sobre su pecho y abre ligeramente los labios.

-¿Osea que después de que te conté demasiado de mi vida aún no me tienes confianza? Vaya, eres increíble, preciosa.

Le sonrío a medias y respondo con algo de autosuficiencia:

-Lo sé, no tenías ni que decirlo.

Sonríe abiertamente, mostrando unos blancos y perfectamente alineados dientes. Muy linda sonrisa, por cierto.

-Haces bien en no confiar en mí, estamos en un momento en que no debemos de fiarnos ni de nuestra propia sombra.

-Exacto - respondo con simpleza.

-¿Alguna novedad? - asiento mientras saco el sobre de mi bolso.

-La próxima semana es el juicio, demasiado pronto para mi gusto, alguien debió de haber apresurado al juez - borra su sonrisa y me observa directamente.

-Fue Sharon, ayer vino a verme y dijo que si no me quedaba con ella, su abogado iba refundirme en la cárcel.

Pongo los ojos en blanco ante tal estupidez. Aveces las mujeres podemos ser demasiado estúpidas cuando estamos enamoradas.

-¿Sabes quién es su abogado? - arrugo mi entrecejo mientras espero su respuesta.

-Creo que se llama Walter Morris.

Me muestro algo sorprendida, al parecer la chica eligió un buen abogado.

-Morris es uno de los mejores abogados del país - le digo al chico frente a mí.

-Oh, ¿acaso te estás sintiendo incompetente, Grace? - sonríe burlonamente.

Me quedo unos segundos intentando guardar la imagen y el sonido de su voz diciendo mi nombre antes de contestar.

-¿Incompetente? No, él será bueno, pero yo soy mejor. Ya deberías saberlo, Ronan.

Pasa la lengua sobre sus labios y sonríe de nuevo.

-Mi nombre se escucha demasiado sexy en tus labios.

Desvío la mirada de sus ojos y tomo el papel del juicio de la mesa. No sé como diablos es que nos fuimos del tema que estábamos hablando.

-Ayer le pedí a mi contacto que empezara a investigar a esa chica, si encuentra algo lo podríamos usar en alguno de los juicios.

-¿Alguno?¿Cuantos serán? - su mueca de horror me decía que ya estaba más que aburrido de este lugar.

-Serán unos dos o tres, puede variar según las pruebas que ella tenga. Aunque también debemos buscar alguien que testifique a tu favor, eso en caso de que no tengamos más pruebas.

Asiente con lentitud.

-¿Qué pasará después del primer juicio? Me urge salir de esta pocilga.

-Depende, si logras convencer al juez con un buen argumento podríamos pedir tu libertad bajo fianza, de lo contrario te seguirás quedando aquí hasta que den la fecha de un segundo juicio.

-Solo debo decir la verdad, ¿cierto?

-Sí, pero intenta ser muy convincente, de lo demás me encargo yo.

-Vale, si necesitas dinero no dudes en pedírmelo.

-Está bien, no preguntaré de donde sacas el dinero porque supongo que no me lo dirás.

-Supones bien, preciosa - su sonrisa arrogante me hizo hacer una mueca de disgusto.

-Bien, si eso es todo lo que teníamos qué hablar, yo me retiro. Te veo el día del juicio, ve pensando lo que dirás, no quiero errores.

-Te echaré mucho de menos estos días - forma un puchero con sus labios, haciéndose ver adorable.

Me levanto de mi asiento y tomo mi bolso del respaldo de la silla. Cuando me giro lo encuentro observando mi cuerpo descaradamente.

-Para la próxima intenta disimular cuando me veas el trasero, ¿quieres?

Una sonrisa socarrona aparece en sus labios.

-No se me da muy bien eso de disimular, ya ves, te has dado cuenta de que te estaba mirando.

-Como sea, te veo luego, Davis.

Camino hasta la salida y a mis espaldas escucho que grita:

-¡Te cuidas, preciosa!

Sonrío inevitablemente, ese chico es todo una caso. Igual de complicado que el caso judicial que tiene, incluso más. Pero eso no es algo con lo que Grace Allen no pueda lidiar.









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Acá el segundo capitulo, preciosas. que es algo corto, haré el que sigue más largo. Intentaré actualizar diario, pero no les prometo nada. xD

Voten y comenten si les ha gustado el cap. Nos leemos luego.

¡Besos!





Tentación criminal #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora