Capitulo 4.

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Toco la puerta con mis nudillos y segundos después es abierta por el director del reclusorio, Evan Smith. No me encontraría aquí de no ser porque Ronan presiona mucho para dejar la prisión, aunque solo sea temporalmente.

-Buenos días, señor Smith - estrecha mi mano con una sonrisa amable.

-Adelante, Grace. Demasiado tiempo sin verte por acá.

Le sonrío por puro compromiso, la verdad hace mucho tiempo que no me paraba aquí y bueno, los recuerdos de aquel entonces no son tan lindos que digamos.

-Yo tampoco esperaba volver, pero ya ve, la vida siempre nos sorprende - asiente y me observa fijamente.

-Supongo que no vienes a verlo, ¿qué te trae por aquí?

Cierro los ojos un momento para tomar aire.

-He venido a pedir la libertad bajo fianza de mi cliente.

-Ya veo. Debo decirte que Davis al principio era algo problemático, pero con el paso de las semanas ha ido cambiando. Estuve presenciando el juicio ayer, lo más probable es que lo hayan ganado. Te felicito, siempre haces un excelente trabajo.

-Muchas gracias, ¿usted cree que pueda dejarlo libre hoy mismo? - le miro con amabilidad.

-Sabes que se debe hacer mucho papeleo, igual lo voy a llamar para ver con quien puede quedarse en lo que se convoca un segundo juicio.

Asiento con una sonrisa. <<Fue más fácil de lo que creí>> me digo a mi misma. Minutos después entra Ronan con una flamante sonrisa en el rostro.

-Ronan, tu abogada ha pedido tu libertad bajo fianza y se las voy a conceder.

-Gracias, Evan, me urge salir de aquí. No me lo tomes a mal, pero realmente es un verdadero fastidio estar encerrado todo el tiempo en una celda que huele a mierda.

Smith ríe por lo que dice Ronan y yo simplemente niego. Este chico no conoce la palabra 'respeto' a los superiores.

-Bien, ¿hay algún familiar tuyo con el que puedas quedarte? - pregunta Evan y ambos miramos fijamente al chico.

-Mi familia no está aquí en Los Angeles, solo tengo amigos - ambos negamos.

-Tienes que estar con alguien al que consideremos responsable y sin antecedentes penales, piensa en algún pariente que viva aquí.

Pone una de sus manos en su barbilla y se queda pensando.

-Hey, Grace. No tengo familia acá, todos viven en Manchester - susurra para que solo yo lo escuche.

Me quedo pensando unos segundos, hasta que una idea me llega a la mente. Sé que al abrir mi boca ya no habrá vuelta atrás, y considero que es una locura, pero igual voy a hacerlo.

-Él puede vivir conmigo.

Ambos hombres dentro de la habitación me miran como si me hubiera vuelto loca, aunque yo también pensaba lo mismo.

-¿Qué? - preguntan al unísono.

-Digo, soy su abogada, usted más que nadie me conoce, no hay ningún problema en que Ronan viva conmigo.

Asiente no muy convencido, y sale para pedirle a su secretaria que haga el papeleo correspondiente. Después de esperar un buen rato en silencio, nos entregaron los papeles y pasamos a pagar la fianza. Espero hasta que Ronan salga vestido con la ropa con la que llegó. Salimos luego de despedirnos del amable Evan y entonces habla el chico a mi lado, que ya era muy raro que no hubiese hablado antes.

-Preciosa, ¿acaso te gusto tanto como para dejarme vivir contigo? - su sonrisa arrogante me hacía darme cuenta de que, efectivamente, cometí una locura al ofrecerme para que se quede en mi departamento.

-No digas estupideces, porque puedo cambiar de opinión y enviarte a la calle - le digo mientras camino hasta la otra acera.

-Já, no te atreverías.

-No me conoces, por lo tanto no sabes de lo que puedo llegar a ser capaz. Solo sube al auto y guarda silencio, ¿quieres?

-Vale, gruñona, dime cuál es tu auto.

Lo fulmino con la mirada y se ríe.

-Es el Ferrari negro.

Se sorprende un poco pero no dice nada, solo se limita a encender la radio y observar por la ventana hasta que llegamos al departamento. Abro la puerta con mi juego de llaves y entramos. Observa todo el lugar en silencio y luego sonríe.

-Siempre he pensado que tienes estilo, me gusta el lugar.

-Gracias. Aunque hay reglas aquí, reglas que obviamente debes cumplir, te guste o no. No se aceptan protestas.

-Bien, te escucho - dice con pesadez mientras se deja caer en el sofá.

-La primera, si tienes que salir a cualquier lugar me debes avisar y yo iré contigo.

-La segunda, si alguien quiere visitarte también debes decirme antes, y que esas visitas no sean de mujeres.

-La tercera, nada de andar desnudo por el departamento, no quiero ver miserias.

-La cuarta, si necesitas algo me lo pides, pero nada de pasarse de la raya.

-La quinta y última, no te inmiscuyas en mis asuntos, a menos que yo te lo permita.

-¿Eso es todo? - pregunta con una mueca de fastidio.

-Sí, ¿tienes alguna duda?

-Lo del tercer punto, ¿como es eso de "no quiero ver miserias"? Preciosa, ya quisieras tú tener mi...

-Nada de insinuaciones o palabras vulgares, me faltó ese punto - lo interrumpo antes de que empiece con sus chistes.

-Vale, aunque eso de las reglas tampoco es lo mío, soy más de romperlas que de acatarlas.

-Pues aquí aprenderás a cumplirlas.

-Espero aprender muchas cosas más - me guiña un ojo y simplemente pongo los ojos en blanco.

Solo espero que todo esto traiga algo bueno, y también espero que mi paciencia no se agote con este chico. Aunque no lo culpo, fue mi culpa por no pensar las cosas antes de decirlas, pero ya nada se le puede hacer, ahora a afrontar lo que viene.









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Vale, ¿a que no se esperaban algo así?

Espero les haya gustado el capítulo, y no se olviden de votar y comentar, preciosas.

Hoy actualicé algo temprano, pasa que tengo muchas cosas por hacer.

Ya nos leemos.

¡Besos!





Tentación criminal #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora