Capítulo 1.

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Salgo de la ducha ya vestida y procedo a secar mi cabello para dejarlo bien acomodado.

La verdad no me quejo en lo absoluto por vivir sola. Podría incluso andar desnuda por todo el departamento sin la necesidad de preocuparme porque alguien me vea. Ahora respiro tranquilamente, no como hace unos años atrás, en mi adolescencia.

Desde hace poco más de cuatro años decidí ver por mí misma y velar por mi futuro. No me ha ido nada mal, pues a mis veintidós años ya cuento con departamento, auto y un bufete de abogados.

El día de hoy empiezo con un nuevo caso judicial. Me tuve que quedar hasta altas horas de la madrugada leyendo el expediente del chico al que tengo que sacar de prisión. Es algo complicado su caso, pero si consigo dejarlo libre será un logro más para mi lista de superación personal.

Debo reunirme con él en poco más de una hora, por lo que me puedo dar el lujo de tomarme un café acompañado de unas galletas de mantequilla.

Me termino el último trago de café y me echo una rápida mirada al espejo de mi habitación. Mi cabello suelto caía perfectamente alaciado sobre mis hombros, el maquillaje en mi rostro se veía casi imperceptible y el conjunto que elegí para hoy le quedaba perfecto a mi apariencia. Una camisa blanca de manga larga y una falda negra de tubo se ajustaban muy bien a mi cuerpo, todo esto acompañado de mis zapatillas blancas y mi bolso negro.

Bajo hasta el estacionamiento del edificio donde vivo y le quito la alarma a mi preciado Ferrari negro. Nunca me he considerado una persona con mucho dinero, pero por lo menos puedo darme uno que otro lujo.

La música clásica que suena por la radio es la que me acompaña hasta el reclusorio norte, donde tengo la cita con mi nuevo cliente. El lugar está tal y como lo recuerdo desde hace varios años, tan ordinario y horrible.

En la puerta principal me encuentro con un conocido y él es el quien me guía hasta es espacio donde está la persona con la que vengo. El tipo me señala una mesa del fondo y le sonrío levemente como agradecimiento.

El chico que se encuentra sentado en una de las dos sillas frente a la mesa tiene un aspecto que no es precisamente el que me imaginé. Lleva el mismo uniforme anaranjado que todos los presos, solo que las mangas las tiene arremangadas hasta los codos, dejando expuestos sus brazos llenos de tatuajes. Parece un chico alto y musculoso, más bien algo intimidante y sexy. Su cabello lo tiene cortado en los costados, pero bien acomodado de la parte de arriba. El color de sus ojos no lo alcanzo a distinguir desde donde me encuentro, por lo que camino a paso firme hasta detenerme frente a la mesa.

-Buenos días, mi nombre es Grace Allen, y a partir de hoy seré tu nueva abogada - se percata de mi presencia y me observa de abajo a arriba por un instante. Sus impactantes ojos azules hacen contacto con los míos y estira su mano en mi dirección para estrecharla. La tomo y nos damos un ligero apretón antes de alejar nuestras manos.

-Vaya, con una abogada como usted si valdría la pena meterse en problemas muy seguido. Por cierto, soy Ronan Davis - su voz profunda pero suave llega a mis oídos y me obligo a darle una mirada expectante.

-Bien, hay que tomar asiento, tenemos mucho de qué hablar.

De cerca puedo ver que lleva mas tatuajes por el cuerpo, y que tiene unos labios carnosos muy rosados.

-¿Ha leído mi expediente? - su pregunta me hace volver a mirar sus ojos.

-Sí, lo releí varias veces.

-Muy bien, usted dirá que procede - levanta una de sus cejas de manera arrogante, simplemente me limito a mantenerme seria.

-Primero que nada creo que deberíamos tutearnos, no es propio que nos hablemos de "usted" cuando somos jóvenes aún - sonríe con los labios cerrados y asiente.

-Vale.

-Mira, tu caso no es fácil, la señorita Brown te está acusando de haber intentado violarla, de maltratarla y de tener algo que ver con el narcotráfico, por lo que necesito saber absolutamente todo lo que sucedió para que ella te hiciera este tipo de acusaciones.

Me mira con una mueca de fastidio en el rostro.

-¿Y porqué debo decírtelo todo? - su pregunta a la defensiva me hace sonreír sarcásticamente.

-Porque si no me lo dices no podré sacarte de aquí, genio. Así que imagina como si te estuvieras confesando con un sacerdote.

-No soy católico, preciosa.

-Y yo claramente no soy un sacerdote, así que no nos hagas perder el tiempo y habla - creo que soné un poco brusca, pero este chico me hacia perder los estribos rápidamente.

-Dale, ¿qué es lo que la abogada quiere saber? - su tono más relajado me hizo sentirme más tranquila.

-¿Qué relación tienes o tenías con la señorita Brown?¿Y qué fue lo que pasó ese día de la denuncia?

Se acomoda en la silla y después de meditarlo unos segundos empieza a hablar:

-Ella no era ni es alguien importante para mí, es una simple ramera con la que me di un buen polvo, como todas las demás. Y bueno, ese día nos fuimos a su departamento para tener sexo y resulta que le llegó la valentía y me dijo que me amaba. Entonces le dije que lo dejáramos ahí, que no estaba interesado en una relación y ella se puso histérica.

Al parecer estaba diciendo la verdad, tampoco es como si me fuese a mentir.

-¿Y entonces porqué te acusó por intento de violación? En las pruebas que le hicieron salió que estaba algo lastimada de sus partes.

-Bueno, soy el tipo de chico que en la cama me gusta ser salvaje. No pretendía ser dulce y cariñoso con ella después de que me estuvo rogando por tanto tiempo para que lo hiciéramos. Tampoco es mi culpa que todas las chicas quieran estar conmigo.

<<Uff, ni que fueras tan bueno en la cama>> pensé para mis adentros.

-¿Que hay del golpe que tenía en rostro?

-Ella se golpeó con la encimera cuando intentaba detenerme, no me atrevería a golpear a una chica, no soy ese tipo de persona si es lo que piensas.

-Bien, se dice que tienes algo que ver con el narcotráfico, ¿eso es cierto?

Vuelve a sonreír de boca cerrada.

-Se dicen muchas cosas, unas pueden ser cierras y otras no tanto, nadie sabe.

-Investigaré a la chica, tal vez encontremos algo entre sus cosas para usarlo en el juicio.

-No sabía que tenías complejo de Sherlock Holmes - habló con un toque de burla.

-No lo tengo, pero sé de algunos contactos que pueden ayudarme con eso. Mañana volveré para decirte como debes actuar en el juicio, por lo pronto trata de no meterte en problemas, ¿vale?

-Vale, te estaré esperando con ansias.

Le mando una mirada fulminante y tomo mi bolso para irme.

-Nos vemos mañana, Davis.

-Hasta mañana, Allen.

Me doy media vuelta y a pasos firmes salgo de la prisión.

Después de todo no fue un mal comienzo, admito que el chico puede ser algo molesto, pero eso no será un impedimento para mí.








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Aquí el primer capítulo, preciosas. Salió algo largo.

Voten y comenten, así sabré si les gustó el cap. Nos leemos después.

¡Besos!




Tentación criminal #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora