Capitulo 1 : "Colisión"

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"Encuentro violento de dos o más cuerpos, de los cuales al menos uno está en movimiento.
Enfrentamiento entre ideas, intereses o sentimientos opuestos, o entre las personas que los representan".

Mientras reunía sus pertenencias para abandonar el set, el hombre de oscuro cabello vio que se le acercaba una mujercita, de estatura pequeña, que traía entre sus manos un sobre color madera.

Con una reverencia y un "Muy buen trabajo, señor", le entregó el sobre y se retiró, haciendo otro sinfín de reverencias.

El hombre abrió el sobre y pispeó su contenido; la paga era más que generosa en su rubro y él trataba su ocupación como si fuese algo cotidiano. No tenía por qué avergonzarse.

Guardó el sobre en su bolso y abandonó el plató, con una expresión satisfecha en su rostro de piel clara.

Al atravesar los pasillos de la compañía, los empleados lo saludaban con gentiles reverencias. Era un actor, nada del otro mundo, pero era muy bueno en lo que hacía.

Se detuvo en el hall, buscando con la mirada la oficina que ya conocía; la del dueño de la compañía. Tocó a la puerta y esperó.

—Adelante.

El sujeto del otro lado de la puerta sonrió al verlo entrar.

—¡Ah! Mitsutada-san, toma asiento, por favor. ¿Cómo te encuentras hoy?

Preguntó el ocupante de la oficina, haciendo un amable gesto para invitarlo a sentarse. Tenía cerca de cincuenta años; no había nada demasiado remarcable en él, exceptuando su singular color de piel, mucho más oscuro que el resto de la población.

—Gracias por tu buen trabajo hoy, me dicen que la filmación fue un éxito. ¿Estás bien? ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?

Ese actor era el número uno de la agencia en la que trabajaba, un verdadero talento descubierto por casualidad como muchos otros de la industria. Merecía todas las atenciones y cuidados que requiriera, la suya era una casta en peligro de extinción.

—Muy buenos días, señor.

Shokudaikiri Mitsutada saludó inclinándose y tomó asiento, como se lo pidieran.

—Si no es molestia, quisiera tratar el asunto de mis vacaciones, que usted pospuso hasta finalizar esta última cinta. ¿Es posible?

Preguntó con extrema delicadeza, pero también una férrea firmeza.

—Como usted sabe, no he parado de trabajar en dos años.

—Soy consciente de eso, Mitsutada-san.

El hombre moreno se removió, incómodo, mirando unos papeles en su escritorio. Una muchacha alta y esbelta entró a la oficina, dejando café para ambos.

—Sin embargo, esta mañana ha llegado una propuesta de la compañía Sanjou.

Deslizó una pequeña carpeta de color oscuro hacia el actor frente a sí.

—Sé que no hemos sido flexibles con tus tiempos de descanso y que has trabajado mucho para nosotros, Mitsutada-san. Y, si no fuese menester, ni siquiera te pediría que lo pienses... Sin embargo, ésta es una oportunidad destacable. ¿A qué edad fue que comenzaste a trabajar en esta industria?

A continuación, bebió un largo sorbo del café oscuro que había en la mesa. Shokudaikiri dejó escapar un suspiro resignado.

—A los veintiún años, señor.

Tomó la tacita de café y bebió con parsimonia el oscuro brebaje. Ni siquiera miró la carpeta.

—Es bastante tiempo, tu cumpleaños número treinta y uno será este año. Eres un hombre importante para nuestra empresa, realmente no sé qué sería de todos nosotros sin ti. Imagino que habrás escuchado el nombre de Mikazuki Munechika-san, ¿no?

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