Capitulo 14: "Inspiración"

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"La inspiración en la composición artística se asocia a un brote de creatividad.Se genera internamente en momentos determinados, a partir de estímulos emocionales que abren la puerta del ser como máxima expresión."

Habían pasado exactamente dos días desde que Shokudaikiri y Ookurikara se habían reconciliado. El moreno se había quedado en casa de su pareja todo el día, sólo saliendo ocasionalmente a comprar cigarrillos o a tomar aire. Esa mañana de sábado estaba soleada, pero el frío se hacía presente.

Se hallaba en la cama, tomando el desayuno con su flamante "novio". Ookurikara preparaba las tostadas y se las daba a Shokudaikiri por intervalos.

Esa mañana tampoco se había aparecido Heshikiri Hasebe. Ookurikara se mostró sorprendido, pero se guardó sus comentarios.

—¿Terminaste de grabar?

Preguntó, lamiéndose el dedo. Se había ensuciado con mermelada.

—El jueves, sí.

El de cabello azul parecía haber recobrado su buen humor, aunque estaba algo débil. El viernes lo había pasado acostado, castigado por una justificada resaca, y había lamentado todo el día sus malas decisiones.

—¿Salió todo bien?

El moreno le ofreció otra tostada, mirándolo.

—¿Te sientes mejor? Ese té que bebiste es el que Hikoshiro toma a razón de ollas cuando le da la cruda...

Shokudaikiri sonrió, tomando la tostada y mordiéndola con cuidado de no hacer migas.

—Que funciona, funciona. ¿Hoy tienes que irte?

Preguntó con voz suave. No quería quedarse solo.

—Tengo que hacer unas fotos.

Explicó el moreno, acostándose en el colchón y respirando por la nariz.

—Vendré ni bien acabe con ellas, voy a invitarte a cenar.

Aseguró, estirando el brazo para acariciarlo. El de cabello azul tomó esa mano, entrelazando sus dedos con los del moreno.

—Me arreglaré para ti.

—Ponte guapo.

Pidió Ookurikara, levantándose. Acercó los labios a su mejilla, besándosela.

—Heshikiri... ¿Le sucedió algo?

La inesperada pregunta sacó a Shokudaikiri de su sopor, despertándolo por completo. Se tomó un momento para contestar, necesitaba guardar la compostura.

—Está ocupado, ya lo has visto trabajando.

Mintió de la forma más convincente que pudo. Ookurikara lo observó; ahí sucedía algo más.

—¿Está todo bien...?

Shokudaikiri levantó la mano y acarició suavemente el rostro del muchacho.

—No tienes que preocuparte por nada. Ve y cumple con tus compromisos.

Dio un amoroso beso en la mejilla de Ookurikara.

—¿Estás seguro?

Insistió el muchacho, acercándose más. Cerró los ojos, inclinándose para besarlo con suavidad.

—Ve, que se te hará tarde.

Susurró el hombre, dejándolo ir para levantarse de la cama. Se estiró como un gato, haciendo débiles sonidos, y luego se cambió con ropa cómoda. Necesitaba limpiar ese chiquero que era su sala.

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