Capitulo 12 : "Disgusto"

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" Sentimiento dedisplacer que se experimenta ante muchas situaciones negativas yadversidades "

Lanoche pasó con tranquilidad.

A lasseis de la mañana, el despertador de Shokudaikiri sonó desde sulugar en la mesa de luz. Ookurikara aún lo abrazaba, respirandocontra su pecho.

Comola gallina madrugadora que era, Shokudaikiri se despertórápidamente, aunque encontrarse con Ookurikara junto a él le hizodesear quedarse en la cama. Apagó el despertador y acarició elrostro del muchacho, dándole tiernos besos en la mejilla.

—Despierta,Kuri-chan... Tengo que trabajar, y tú también.

Ookurikaraabrió uno de sus ojos, mirando al hombre a su lado. Sintió lostibios besos y tragó saliva con cuidado antes de emitir un gruñidosuave, parecido al de un gatito. Tenía algunas cosas adorables aveces.

—¿Quéhora es...?

Preguntó,abrazando a Mitsutada sin fuerza, como si deseara solamente darle losbuenos días.

—Sonlas seis. Vamos, hay que levantarse.

Replicóel adulto, incorporándose. El más joven se estiró, levantándosede la cama. Se bajó de ella y esperó de pie al lado de la puerta,mirando al hombre.

—Usael baño... tú primero.

Murmuró,bajando la mirada y sonrojándose al decir aquello.

—¿Hmm?

Shokudaikirise le acercó.

—¿Teduele algo?

—No...

Respondióel moreno, subiendo los ojos lentamente hacia él.

—Úsalotú primero...

Añadió,llevando las manos detrás de la espalda.

—Porfavor.

Decíaaquello con una voz suave.

Lasmanos blancas de Shokudaikiri acariciaron las mejillas calientes.

—Kuri-chan,¿qué pasa? Puedes decírmelo.

Insistió,preocupado.

Ookurikaralo miró, poniéndose en puntas de pie para alcanzarlo, pues era laúnica manera de hacerlo sin que Shokudaikiri se agachara hacia él.

Rodeósu cuello con los brazos, besándolo en los labios. La verdad era quese sentía mimoso,quería darle muchos besos y abrazarlo mucho. Quería acariciarlo; dealgún modo, la tensión de años, de muchos días, se habíaliberado la noche anterior.

Shokudaikirisonrió al verlo. Lo apretó fuerte entre sus brazos poderosos,repartiendo suaves besos en el rostro del moreno. Empero, el tiempocorría, y sabía que no podía disgustar más a Hasebe de lo que yahabía hecho la noche anterior.

—Anda,vamos. Vístete, te prepararé algo de desayunar.

Propuso,soltándolo lentamente para dirigirse a la cocina.

Ookurikaraasintió, soltándolo también. Sonrió al mirarlo alejarse.

Acontinuación, se dirigió hacia donde había quedado su ropa del díaanterior. No tendría tiempo de ir a su departamento y buscar uncambio de ropa. ¿Le dirían algo por ir con la misma prenda?Esperaba que no.

Elmoreno se sentó en la cama cuando estuvo a solas. En ese momento,pensó en su madre, realmente sin saber por qué. Ella tenía más omenos su edad cuando Hikoshiro la había embarazado. Recordaba a suabuela hablando al respecto, siempre en tono frío y despectivo.

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