Capítulo 17: "Celos"

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"Respuesta emocional que surge cuando una persona percibe una amenaza hacia algo que considera como propio. Comúnmente se denomina así a la sospecha o inquietud ante la posibilidad de que la persona amada preste atención en favor de otra"

Varios días después de la reconciliación de Shokudaikiri y Hasebe, mientras las flores en árboles y arbustos se iban abriendo lentamente por la primavera que se aproximaba, tuvo lugar una reunión vespertina de actores, modelos y fotógrafos, organizada por el sindicato que nucleaba las actividades de las agencias.

Dado el buen clima de aquel atardecer, el evento se realizó en un precioso jardín de un importante hotel, donde habían dispuesto largas mesas con aperitivos y hermosos floreros y adornos de flores. Una música suave, provista por la banda de jazz que tocaba tranquilamente en un rincón del jardín, amenizaba el evento, donde la gente hablaba tranquilamente.

En un costado de ese jardín se hallaba Hikoshiro, ataviado con un elegante traje color perla y camisa negra. Su rostro no expresaba más que descontento; y la razón, como siempre, era su hijo.

—Hazme un favor y ve a hablar con alguien, con quien sea. No se ve bien que estés parado aquí sin dirigirle la palabra a nadie.

—No conozco a nadie, ¿qué quieres que haga? Ya te había dicho que no quería venir, además. No soy un fotógrafo acreditado.

Ookurikara se encontraba fastidiado, cruzándose de brazos. Su padre lo había llevado a punta de pistola allí, después de meterlo en un ajustado traje color gris que lo reprimía mas de lo que pensaba (incluso había molestado a Souza-san para que lo arreglara para la reunión). Habían llegado temprano, y cada tanto su padre conversaba largamente con otros hombres importantes de la industria. El último en llegar había sido un hombre de jovial aspecto, sonriente, que vestía un kimono y hakama muy elegantes. Debía ser el presidente de otra agencia de modelos.

—¡No pierdes tu sentido del humor, Hiromitsu! Y, dime, ¿quién es el muchacho? ¿Algún sobrino?

Hikoshiro rió afectadamente, observando de reojo a su inexpresivo vástago.

—Ah, es mi hijo, Kondou-san. Está dando sus primeros pasos en la fotografía de modelaje. Ookurikara, él es Kondou Isami, el presidente de la agencia Shieikan.

El chico hizo una corta reverencia, mirando al hombre de poderosos ojos claros.

—Buenos días, señor.

Dijo con su tono monocorde, serio.

—¡Vaya! ¡No sabía que tenías un muchacho! ¿Piensas presentarlo hoy? Y yo pensando que se trataba de algún nuevo talento de tu agencia... es lo bastante bienparecido como para modelar. Es un placer conocerte, chico.

Kondou sonrió con auténtica alegría.

—Ookurikara es más de los que trabajan tras bambalinas.

Mientras Hikoshiro decía aquello, una figura alta, vestida con un delicado y entallado traje azul marino, ingresaba al jardín seguida por otra apenas más baja, que llevaba un traje color ocre.

Shokudaikiri arribaba casi como una estrella, todos los presentes se daban vuelta para mirarlo con reverencia.

El más joven de los morenos lo observó como si quisiera devorárselo con la mirada. Nunca lo había visto en situaciones sociales, Shokudaikiri era sin dudas como un pavo real.

—Vaya, parece que tu estrella llegó justo en este momento.

Kondo sonrió, sin pasar por alto la mirada que el más joven le dedicó a Shokudaikiri. Su padre no la habría visto.

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