Capitulo 9 : "Lluvia"

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Del Latín – pluvĭa- es un fenómeno atmosférico de tipo hidrometeorológico que se inicia con la condensación del vapor de agua contenido en las nubes. Metafóricamente, limpieza, reinicio".

La entrevista con el nuevo modelo había transcurrido con naturalidad. Shokudaikiri se había mostrado tan encantador y conversador como siempre, gestos que quizás podrían confundirse con un coqueteo para los menos versados.

Antes de irse, intercambió algunas palabras con Kashuu; le habló con mucha cordialidad y le preguntó qué opinaba del todo el asunto.

—¿Es una pregunta de cortesía o tal vez esperas una respuesta sincera?

Preguntó Kiyomitsu, sonriendo.

El chico era una belleza absoluta, todos los chicos de su generación querían un rostro como el suyo. Era coqueto, guapo y sobre todo un gran conversador, todo aquello fomentado por la gracia única de su rostro y cuerpo. Le gustaba saberse hermoso; sus orígenes humildes, los de una familia sumida en la pobreza que vivía en una casa de dos habitaciones cerca del area rural, solamente enaltecían su valor estético, como una flor que crece en medio del pantano.

—Espero lo que quieras darme.

Sonrió a su vez Mitsutada, aunque de manera menos forzada que su contraparte.

Kashuu se mordió suavemente el labio, sonriendo como una colegiala enamorada. Shokudaikiri era el hombre más guapo que había visto en su vida.

—En ese caso, quiero darte todo lo que tú quieras tomar de mí. Esperé mucho tiempo para poder trabajar con Shokudaikiri-san; ahora que por fin pudimos coincidir, sólo siento que quiero dar lo mejor de mí.

Kiyomitsu lo miró a los ojos con los suyos, que tenían el color de la sangre, espesa y ardiente.

—Espero aprender muchas cosas de ti, ahora que al fin pudimos conocernos. Soy seguidor de tu trabajo, me impactó mucho tu última sesión de fotos. Es espontánea y natural.

Hizo una pausa. Sus labios rosados tenían la curva inherente de una sonrisa.

—Siento que, de algún modo, nos parecemos un poco. No nos cuesta nada llamar la atención de las lentes.

—¿Mi última sesión...?

Shokudaikiri controló su temple justo en el momento indicado.

—Eso fue algo más experimental, el fotógrafo es un principiante, pero me alegra que sea de tu gusto.

—Quisiera contactarlo en algún momento. Eso es a lo que se le llama tener estilo.

Kashuu sonrió, inclinando ligeramente la cabeza.

—Por favor, estoy a tu cuidado para este trabajo. Intentaré ser lo más lindo que pueda para estar a la altura.

Llevó una de sus pálidas manos delgadas, de hermosos dedos, hacia el mentón del adulto. Lo acarició con su dedo índice; sus uñas estaban pintadas de rojo oscuro. El más joven sonrió primero con los ojos, después con sus labios.

Shokudaikiri tomó aquella mano con un suave ademán de la suya propia, enfundada en un guante negro de satén.

—Prefiero ser yo quien dispense las caricias.

Replicó en voz baja, con un increíble dejo de sensualidad, pero también con un leve tono de advertencia.

Kiyomitsu levantó el rostro, sonriendo de costado. El lunar a un lado de sus labios adornaba esa ladina mueca de desafío. No era dulce ni adorable como aparentaba: era astuto, completamente taimado y despierto. Su apariencia solamente distraía la atención de su calculadora mente.

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