Capitulo 6 : "Abrazo"

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"Accionrealizadaal rodear con los (yasea por encima del cuello o por debajo de las )a la persona a la que es brindado dicho gesto.Generalmente,el abrazo indicaafecto hacia la persona que lo recibe, aunque según qué contextos,puede tener un significado más parecido ala o ."


Despuésde ese primer día, fuera como fuera, en la mañana siguiente parecíahaber retornado la calma.

Durantelos otros cinco días que duró el viaje, las comidas se tomaron ahorario, se visitaron muchos lugares históricos e incluso Mitsutadale permitió a Ookurikara que saliera por su cuenta a explorar,siempre exigiendo que regresara al anochecer.

Situacionescomo la de la primera noche no se habían repetido; pero los dosestaban alerta, al acecho del otro, y por algún motivo ningunoflaqueó. Ninguno había cedido un milímetro.


Latarde del último día, mientras organizaba sus valijas para lapartida de la mañana siguiente, Shokudaikiri pensó en llamar aHasebe, quien no se había contactado con él en toda la semana apesar de haberlo prometido.

Ookurikarase encontraba acostado, con la cabeza a los pies de la mullida cama ysus plantas apoyadas en la pared. Revisaba el celular en silencio,allí tendido. De algún modo se había ablandado con el adulto esasemana, comportándose con mayor soltura, mucho más ameno.

—¿Aqué hora tenemos el vuelo de vuelta?

Preguntó,sin moverse.

—Alas doce del mediodía de mañana.

Informóel hombre con voz tranquila. Tomó su teléfono y buscó el contactode Hasebe, iniciando una llamada mientras cerraba la última maleta.

Ookurikarase bajó de la cama, asomándose por la ventana. Cerró los ojos,respirando profundamente; el aire puro de aquella ciudad le gustaba.

—Vaya,hasta que te dignas a marcarme.

Hasebese encontraba en su casa, revisaba unos libros que había mandadopedir del extranjero. Era ésa una edición en frances de "Losinfortunios de la virtud" del Marqués de Sade.

Heshikiriera un amante de la literatura retorcida, disfrutaba de hacertraducciones de libros en su tiempo libre. Estar de vacaciones ydivorciado le dejaba mucho de eso último.

—Penséque tú ibas a llamarme.

ReplicóMitsutada, divertido, con un tono de extrema confianza. Como si lehablara a un ex, a un antiguo novio.

—Laverdad me olvidé de ti hasta el último día, me has malacostumbradoa hacerte presente por tu propia mano.

Añadióel alto hombre de cabello azul, mientras caminaba hacia la puerta. Laabrió y se dirigió al pasillo, cerrándola tras de sí.

—¿Esun reclamo ése, Mitsutada? ¿Estás triste porque te abandoné poruna semana entera?

Preguntóel rubio, en un fingido tono meloso.

—Bueno,tendré que darte una recompensa alta por haber descuidado a migatito favorito todo este tiempo.

Hasebehablaba con ese aire de aristócrata digno que siempre había tenido.Era estricto, pero tenía encantos difíciles de comprender para elresto. Su primer esposa había sido la curadora de un museotradicional japonés, el prospecto perfecto de esposa para un hombrede su refinamiento y diligencia. Sin embargo, el auténtico amor deHasebe era su trabajo, vivía y moría por sus tareas, por ser eficazy certero.

Habiadurado exactamente tres años casado, mientras alternaba la carreraen ascenso de Mitsutada y la presión de su mujer por tener hijos. Alfinal, ella lo había abandonado, alegando que estaba cometiendoadulterio: Heshikiri Hasebe estaba realmente casado con su trabajo.

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