Capítulo 36 : "Tratamiento"

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"Conjunto de medios conjunto de medios cuya finalidad es la curación o el alivio de las enfermedades o síntomas."

Los primeros rayos de sol castigaron a Hasebe, temprano. Como muchas otras veces, se encontraba solo: Fudou había desaparecido nuevamente. Miró por la ventana un instante antes de repasar mentalmente todo lo que tenía que hacer ese día. Por algún motivo, el aroma de Fudou no se alejaba aunque el tiempo pasara.

Se levantó de la cama, siguiendo su rigurosa rutina diaria; luego subió a su auto y se dirigió directo al centro.

Ese día, Heshikiri se había tomado tiempo libre, para sorpresa de todo el mundo.

El destino era el despacho en uno de los edificios más elegantes de la ciudad: allí se encontraba la oficinal de Hachisuka Kotetsu, un joven profesional que se había hecho de una enorme fama como psicólogo privado. Era el conocido que Fudou le había recomendado.

Hasebe se presentó en la recepción.

—Soy Heshikiri Hasebe, tengo cita con Kotetsu-san.

—Pase, por favor. El doctor ya terminó con su último paciente.

La secretaria indicó una puerta blanca, siguiendo a Hasebe con la mirada como si fuese un supermodelo, o un actor de cine. ¡Qué guapo era!

Tras franquear la puerta, apareció una preciosa oficinita, pintada de blanco y con amplias ventanas. Cortinas en un suave dorado opacaban la vista hacia el exterior; sobre ellas flotaba un acondicionador de aire, que enviaba suaves ondas de aire frío.

Una biblioteca de roble en un rincón junto a un mueble de puertas cerradas ocupaban un costado de la habitación; en el otro se hallaba un diván de cuero oscuro, de color naranja, una cómoda silla en tonos rojizos y una mesita ratona de brillante negro.

En esa silla se sentaba el profesional, un joven de no más de treinta años, de largo cabello liláceo y ojos vivaces y claros. Su rostro parecía el de una bella muñeca, de piel tersa y facciones pulidas. Llevaba puesta una amplia camisa color ocre y pantalones negros, y se puso de pie para recibir a su nuevo paciente.

—Buenas tardes.

Estiró su mano hacia Hasebe, haciendo una leve reverencia.

—Hachisuka Kotetsu. Siéntese, por favor.

Hasebe miró a aquel hombre, impresionado. Era realmente bien parecido y su voz era agradable.

—Muchas gracias por recibirme.

Susurró, tomando asiento frente a él.

—Vine por recomendación de Fudou Yukimitsu, aunque su apellido me es bastante familiar, señor.

Hasebe se cruzó de piernas. Miraba la habitación plana, blanca, que le daba una sensación de paz enorme.

Hachisuka se puso los anteojos, fingiendo que no sabía de qué le hablaban.

—Tal vez sea otra persona con el mismo apellido. Hay muchas en el mundo. ¿Y bien?

Cortó, con elegante sencillez.

—¿Qué es lo que lo está aquejando, Heshikiri-san?

Hasebe lo miró con atención. Esa sutil desviación había sido suficiente para comprender que no le era demasiado grata la referencia.

—Bueno, antes que nada, quisiera decirle algo. Soy una persona pública, mi trabajo me mantiene en exposición constante. Creo que está de más pedírselo pero lo haré de todos modos, ¿puedo confiar en que nada de lo que hablemos aquí sera revelado?

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