22.

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CONFESIONES

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Canción: Stay with me — Sam Smith

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Siento que en cualquier momento vomitaré.

Veo a dos Josette.

¿O son tres?

Llevo mis manos al rostro y suelto un suspiro. Lo que dije no sé si fue porque me siento lo suficiente ebrio todavía, además, alguien dijo que el alcohol da valor y vaya que tiene razón. Solo sentí que las palabras salieron de mi boca en el momento menos esperado.

«—Porque engañé a mi novia esa noche contigo» ¿En serio yo había dicho eso?

Josette apartó la mirada de mí y prefirió levantarse de la cama en ese momento. Estaba algo desconcertada y fruncía el ceño, pero no me miraba... Eso me mataba.

—Te metiste conmigo teniendo novia —susurró.

Sabía que se sentía mal, lo pude notar en su voz, porque poco a poco se fue quebrando. Me levanté de la cama y di un paso hacia ella, pero fui un poco difícil teniendo en cuenta que todavía tenía los efectos del alcohol dentro de mí.

—Ni siquiera yo supe porqué no me controlé esa noche —hablé. Me tambalee un poco y llegué hasta ella.

—Es mejor que te vayas a dormir, Dave —musitó mientras sostenía mis hombros y me empujaba de nuevo hasta la cama.

—No... —me dejé caer de nuevo contra la cama, pero no dejé que me soltara—. Ya comencé, necesito contarte todo de una vez por todas.

Ella se quedó parada, mirando el contacto que teníamos, pero después sutilmente lo rompió y retrocedió dos pasos.

—Duerme, Dave. Tengo que irme, se hará de noche y... tengo un compromiso.

—Por favor, Josette, déjame hablar. Sé que sigo ebrio, pero mañana todo rastro de alcohol va a desaparecer, así como la valentía de hablar también.

—Me tengo que...

—Ir, lo sé. Pero por favor, que sea en cuanto termine de hablar.

Ella se quedó quieta sin decir nada, solo vi cuando su labio inferior tembló, entonces supe que quería llorar.

Tomé la taza que estaba en el suelo, aun contenía café, así que bebí de ella para poder ayudarme un poco y procurar volver a mis sentidos.

—Solo habla —escuché cuando susurró. Levanté mi vista hacia sus ojos, que estaba cristalizados, del mismo modo que los de Hannah cuando supo la verdad.

Relamí mis labios y tomé una bocanada de aire para poder comenzar.

—Cuando te conocí, no hablo de la noche en el club —Eso hizo que su entrecejo se frunciera y mejor decidí continuar, antes de que decidiera interrumpirme—. Yo... cuando tenía dieciséis años viajé a esta ciudad con mis padres, solo pasábamos unas vacaciones de invierno. Además, acababa de iniciar mi relación con Hannah, la chica que fue mi novia durante cuatro años.

—¿Cuatro años? Eso es demasiado tiempo... yo me siento como una...

—No. No digas eso, Josette, tú no tenías la culpa de lo que les hice a ambas. Cuando te miré por primera vez fue en la tienda de regalos de tu padre, eras tan diferente, inocente, parecías una niña indefensa. Ahora, no sé si es por el hecho de que nunca cruzamos más que esa pequeña conversación en las que tú me decías qué regalarle a mi novia pero realmente no pensé que el ángel que conocí fuera tan seductor —reí, pero ese no era el punto de la situación.

Sueños lúcidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora