Extra #3

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POR TI, TODO LO DI

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Había tanto dolor en la vida de ella, había tantas decisiones por tomar en la vida de él. Y aun así se enamoraron.


DÍA QUINIENTOS SESENTA

Dave se alejó de la casa de Hannah un miércoles por la noche, ahora debía caminar hacia la entrada del instituto, en donde le había dicho a su madre que iba a estar a las ocho de la noche. Ya estaba oscureciendo y ahora parecía que le causaba miedo caminar por la sola calle en donde vivía Hannah.

Aceleró su paso en cuanto sintió unas sombras detrás del él, y ahora solo podía meter las manos en los bolsillos de sus jeans negros y cerrar los puños con fuerza. Tenía miedo.

Cuando dobló hacia la esquina, sintió como unas manos lo aferraron por la capucha del gorro de su sudadera y sintió asfixiarse cuando lo tomaron por el cuello.

Se quejó de dolor al sentir como alguien le propinaba un golpe en el abdomen y sintió como le quemaba la garganta cuando quiso alejar al atacante. Descubrió que no solo era uno, sino dos.

¿Por qué? No le quitaban sus pertenencias, solo lo golpeaban sin decir nada.

Sintió un ardor fuerte y como algo atravesaba su piel del abdomen. Lo habían apuñalado.

Veía todo borroso, sintiendo como su cuerpo ya no sentía dolor. Ahora se sentía fuera de sí y eso era algo muy malo. Escuchaba murmullos lejanos y se sintió desfallecer, pero antes de entregarse completamente a la oscuridad, escuchó:

—Espero que nos pague bien por esto. Howland, debe estar satisfecho con el resultado. Vámonos.

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DÍA QUINIENTOS SESENTA Y UNO

Dave no solía faltar a clases, y eso hizo que Hannah se preocupara. Esperó hasta su clase libre para acercarse al entrenador Wise y preguntarle por su sobrino.

No tenía la menor idea de qué excusa inventar para que le dijera acerca de la ausencia de Dave, pero sabía que se las tendría que ingeniar.

Tomó un respiro profundo y entró hasta la oficina del señor Wise, deteniéndose detrás de la puerta, logró ver a través del cristal. Estaba algo alterado, luciendo el cabello revuelto, pegado al teléfono.

—¡¿Cómo es posible eso, Daniel?! ¿Está bien? ¡Por una mierda, es un adolescente!

Ella frunció el ceño y mejor esperó a que el entrenador terminara la llamada.

—¿Cómo que lo asaltaron? Si lo más que puede traer en la cartera son veinte dólares. No, ya voy para allá. Tranquiliza a tu esposa, le avisaré a la directora de su caso. No te preocupes, Dave se pondrá bien.

Ella soltó un jadeo y se llevó las manos a la boca. Hablaban de Dave. Dave estaba mal.

Salió de ahí y quiso llorar, bueno, en realidad lo hizo. Hannah se sentía demasiado culpable, era su culpa, por ella era que Dave andaba por la calle en la oscuridad. Por su culpa lo habían asaltado y ahora no podía hacer nada para verlo, su papá la mataría si se enteraba de ello.

Dejó que los sollozos se escaparan de su garganta y se calmó un poco cuando miró al entrenador Wise caminar a toda prisa por el pasillo vacío del instituto. Ella sin más, se acercó.

Sueños lúcidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora