35.

2.8K 170 33
                                    

ADIÓS, TIEMPO Y SUEÑOS

• • • 



Miré a todos alrededor. Esta situación no me parecía real, todo se miraba tan falso. Hacía demasiados años que no asistía un funeral, ni siquiera estuve para el funeral del novio de Emma. Papá fue quien estuvo presente, yo me metí demasiado en mis asuntos con Hannah y todo lo que conllevaba a Emma y mamá. Pero... ¿En realidad es así como se siente estar delante de un ataúd todo un día entero? En realidad se siente este vacío en el pecho.

Las horas pasaban demasiado lentas, era como si el tiempo quisiera torturarme, que me demostrara que es real lo que está pasando. Una lágrima resbaló por la mejilla de Noah, mirando hacia donde estaba su hermana ahora.

De todas las personas de este mundo, quien menos merecía su pérdida era él. Era a él a quien más le afectaba que ella se fuera porque era como si perdiera a su segunda madre, como si le arrebataran a él ese cariño que todo niño desea tener de su mamá.

Me acerqué con cautela a él y me senté a su lado.

—Siempre vas a ser mi pequeño cuñado —le dije, evitando que de nuevo llegaran esas ganas de llorar. Él me miró, y frunció el ceño—. No importa que Hannah ya no esté aquí con nosotros... Las cosas entre tú y yo no van a cambiar. Menos ahora, porque Lili va a necesitar de todos nosotros para protegerla.

—Yo no quiero nada si ella no está, Dave... —Hizo un puchero y se llevó las manos a las mejillas para limpiar las lágrimas que de sus ojos brotaban.

—Tenemos que intentarlo, campeón. Por ella, por ti, por Lili. Todos necesitamos tener un pedazo de valentía para poder seguir adelante. A mí también me duele que tu hermana ya no esté, es muy feo pensar en un futuro y darme cuenta que ella ya no va a estar. Pero me dejó un gran regalo para continuar, Noah. Me dejó a la hija más hermosa del mundo, a ti te dejó a una pequeña sobrina, a Jason también. A tu papá una nieta... Nos dejó una pequeña lucecita para continuar.

—¿Lilia?

—Sí, Lilia. Ella es la persona a la que tenemos que proteger. Entre los dos. Y te prometo, Noah, que yo no me iré, vienes en el paquete junto a Lili si quieres. Quiero que estés al lado de ella, como hermano mayor, así como cuidé de Emma y Elliot, así como ella te cuidó a ti.

—Pero es que estoy muy triste, Dave. Yo no sabía que mi hermana estaba enferma y se iba a morir. ¿Por qué no me lo dijo? Yo en vez de pedir ese auto de juguete a Santa Claus, hubiera pedido que ella no se muriera.

Fue imposible, un nudo en mi garganta creció.

—A veces las personas prefieren que sus seres queridos sean felices. Ella no te lo dijo porque no quería romper tu ilusión de niño pequeño. Solo tienes nueve años, Noah. No ibas a entenderlo. Ahora, sabes que debes ser un caballero valiente para que ella esté orgullosa desde el cielo.

Noah frunció el ceño y se levantó desde su asiento para caminar hasta donde estaba mamá con Lili en brazos. Él miró a mi mamá y luego a mí, sabíamos el mensaje.

—Ten cuidado, aun es muy pequeña, Noah —mamá le dijo—. Es más, toma asiento junto a mí y así yo te estaré ayudando.

El pequeño asintió y se sentó al lado de mamá, después extendió sus brazos para tomarla en brazos. Mamá se la pasó con precaución y le sonrió. Lili ni siquiera se quejó.

—Cuando ella crezca le podré contar lo genial que era Hannah —comentó, mirándonos a ambos—. Lili va a saber lo que ella hacía cuando yo estaba triste, o cuando no podía dormir y comenzaba a cantarme para que me diera sueño.

Sueños lúcidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora