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SÓLO DÍGALE ESO

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Me quedé sentada en la mesa de la cafetería, esperando a que llegara esa persona. Solo quería que llegara, así no se complicaban más las cosas.

Cuando me decidí en llamarla, sabía que eso traería sus consecuencias, solo esperaba que no me arrepintiera de esto. Complicar las cosas justo ahora no sería sencillo.

Cuando me enteré de que Emmaline Prescott había tenido un accidente de auto, supe que ese era momento de hablar con ella y entender porqué ella me odiaba. Porqué nunca llegué a tener una buena relación con ella cuando estaba con Dave.

Sabía que Emma no podía moverse con facilidad, así que de una vez por todas cité a las dos personas. El señor Prescott ya lo sabía todo, y estaba en desacuerdo con mis decisiones, como todos los demás. Pero respetaba eso, porque era lo que yo le había pedido.

Miré de nuevo hacia la puerta de entrada, pero no llegaban, así que me decidí por ordenar algo de comida mientras esperaba, después de todo estaba embarazada y tenía hambre.

Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Cuando tenía once años, me gustaba mucho acariciar el vientre de mamá por el embarazo de Noah. Después ella comenzaba a cantar la canción de la mariposa que se había inventado para mí en mis noches de pesadillas, mi hermano comenzaba a dar patadas, mostrándose entusiasmado al parecer.

Ahora me gustaba mucho sentir mi vientre, lo tocaba demasiado seguido y eso era asombroso, porque este bebé se movía al sentir mi tacto. Cuando descubrí lo del embarazo estaba asustada, porque después le vino el diagnostico de mi enfermedad, pero con un poco de ayuda de las personas que más quería, he podido salir adelante estos meses.

El señor Prescott me llamaba de vez en cuando para saber si todo iba bien. Además de todo, yo le tenía aprecio, se había portado de maravilla conmigo y no le tenía ningún mal sentimiento porque él era demasiado bueno con cualquier persona.

La campanilla de la cafetería anunciaba que alguien había llegado. Entonces me giré un poco para ver dos cabezas con cabellos rojos, una de ellas ayudaba a la otra. Rápidamente puse el bolso sobre mi vientre, esperando que no se dieran cuenta de que algo estaba demasiado abultado ahí.

Después, detrás de ellas le apareció el señor Prescott. Ambos padres de Dave ayudaron a su hija a caminar. Aunque ella traía en sus manos un bastó, aun así le era difícil caminar.

Cuando los tres encontraron la mesa en la que yo me encontraba, les sonreí de manera educada. Emma se sentó con dificultad y fue seguida por sus padres, también ambos me sonrieron, y así que solo sostuve el bolso con más fuerza. He de admitir que temía demasiado por la reacción que podrían tener Emma y la señora Ellison.

—Hola —les dije. Emma miraba hacia otro lado. Ahora entendía porqué llevaba el cabello sobre su rostro y prefería no mirar hacia mí.

—Hannah, es un poco extraño verte después de algunos meses —dijo Ellison, ella sostenía la mano de su esposo sobre la mesa y sonreí al verlos así.

Recuerdo que cuando era más joven y por algunos motivos tenía que ir a casa de Dave, siempre me dije que quería para mí a una pareja así. El señor Prescott miraba a su esposa con demasiado amor, como si fuera lo único que existía en su mundo. Y eso era algo que quería para mí porque yo no tuve amor después de la muerte de mi madre, hasta que llegó él, Dave.

Sueños lúcidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora