The M.I.L.F. [Peterick/Frerard/Brallon/Jalex]

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Alex no dijo una palabra en ningún momento.

Llegaron a la habitación con el invitado de piedra.

Pete entró después de Patrick y le siguió aun con una tanta preocupación.

—¿Seguro de que estás bien? —Preguntó recargando su barbilla en su hombro.

—Si, si, sólo estoy algo... ¿aturdido? lo que pasó fue el mega desastre y estoy exhausto, pero no, demasiado café, demasiada Monster.

—Pudo ser peor.

—Lo sé —Patrick le sonrió ligeramente y se desocupó de su chaqueta —. Me daré un baño, necesito relajarme.

—De acuerdo, tal vez me una a ti... Si eso quieres claro. —Dijo acercándose a su oído y dejó un suave beso en su mejilla.

—Deja de poner esa cara, me asustas.

—Es el rostro de la victoria mi amor, gané.

—Ya sé, por eso te insinuo con lo de irme a bañar. —Puso los ojos en blanco.

—Bien, entonces vamos a cobrar mi apuesta. —Lo tomó de la mano con una sonrisa cínica.

—No me pongas cara de mongólico. Llena está cosa. Con burbujitas.

Patrick buscó unas toallas y su pijama.

—¿Es broma que te vas a dar un baño con Pete después de lo que pasó? —dijo Alex.

—Bueno, fue una apuesta. Y es mejor aprovechar a que la cafeína siga haciendo efecto.

—Al menos dejen dormir. Me duele demasiado la cabeza.

—No prometo nada.

Patrick se metió al baño y vio a Pete usando su teléfono.

—¿Habías hecho esto antes?

—No... y eso será interesante. —dijo Pete. Fue a abrazar a Patrick y a besarlo. Lo sentó sobre el mueble del baño y le puso las manos en sus piernas.

—Que te quede claro, bebé... que soy el único que te puede hacer esto... porque soy el único que te va a hacer sentir así. Dalo por hecho.

Pete siguió con el beso y comenzó a desabrochar el pantalón de Patrick y besar su cuello. Comenzó a desvestirse él también para luego cortar el agua, ya que la tina se había llenado. Acabó de desvestir a Patrick, el cual quiso mantener el beso para que Pete no lo mirara.

—¿Ya entramos?

—Eh... sí... —Patrick intentó mantener el contacto visual, pero Pete bajó la mirada, a lo que Patrick lo agarró de la cara.

—¿Qué pasa?

—Nada, nada...

Pete puso sus manos sobre las de Patrick y las llevó alrededor de su cuello.

—Me encantas.

—Ya te pusiste cursi...

—Siempre soy cursi, acéptalo.

—Lo sé...

—No tienes para qué esconderte tanto, me gusta cómo eres. En serio.

—No te puede gustar todo.

—Hay cosas que me molestan de ti, sí, pero la parte de la que te avergüenzas tanto me encanta.

—¿Qué? ¿Te gustan los gordos?

—Me gustas tú. Y no eres gordo, estás un poco pasadito, pero ser gordo es otra cosa. Admito que antes sí, pero has bajado mucho de peso desde tus... ¿13 años? Mira, eso al final no importa. A mí no me importa.