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22 de agosto, 2017

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22 de agosto, 2017

— ¡Hola familia que no está presente y siempre me deja sola en casa!

El silencio es mi respuesta y me adentro a mi desolada casa, dejo el bolso en el sofá y me acomodo al costado de este.

¿Ventajas de tener la casa sola? ¡Puedo hacer lo que sea! Y lo que sea significa dormir.

Dormir todas las horas posibles que la universidad me permite.

Con mucha lentitud camino a mi habitación dejándome todas mis cosas de lado, sobre todo el celular; y me recuesto en mi cama, a los segundos me quedo dormida.

***

El sonido de mi celular me despierta e intento no maldecir a la persona que me está llamando porque no es su culpa que yo estaba dormida; con pereza agarro el celular y contesto sin ver el remitente.

Ahora falta que sea algún banco ofreciendo una tarjeta.

—Leslie, no sabes la última —me dice Renato ni bien llego a contestar.

Bueno, Renato es Renato y no es su culpa de despertarme, por lo menos no fue un banco.

— ¿Qué pasó?—le pregunto con curiosidad. Apuesto que es algo con su enamorada, él usualmente me cuenta mucho sobre ella, me encanta su relación.

—El día de ayer por WhatsApp me habló un chico, pero me dijo Renata —suena muy emocionado—, pensé que se había equivocado, pero después parecía que se me estaba insinuando —esto último lo dice con una voz de confundido.

¡Ay Dios! Es Mack, Nack, Pack... algo que termina en "Ack", ahora falta que su nombre sea Bartolomé, tengo una pésima memoria.

Al menos me acuerdo que termina en Ack.

—Tienes un jale con hombres y mujeres increíble, amigo —le digo simulando inocencia y con mi voz cargada de sarcasmo.

Realmente pensé que el chico se iba a olvidar del tema, rayos.

—Yo lo sé —dejando la modestia de lado—, pero, fue muy raro. ¿Cómo consiguió mi número?

Quiero reírme, en serio quiero reírme pero pareceré loca si es que lo hago. Mi amigo suena emocionado y a la vez divertido por el asunto y la verdad es que yo debo de contarle lo sucedido para que no se haga ilusiones.

Claro, Leslie.

—Siendo honesta —intento sonar lo más seria posible—, es que yo le di tu número —me encojo de hombros como si no fuera gran cosa, sin embargo, no sé por qué hice ese gesto si él no puede verme.

— ¿Y por qué le diste mi número? —pregunta, su tono de voz es indescriptible así que no sé cómo se siente ante mi confesión. No obstante, yo sé que él no puede tomarse las cosas con seriedad; una característica de mi amigo que siempre llamó mi atención.

Cómo me conquista el doctor de mis sueños en 21 semanas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora