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11 de noviembre, 2017

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11 de noviembre, 2017

Regla N°1: Cuando tengas una cita con un chico, una primera cita, es muy mala idea pedirle a tu mejor amiga, la cual vive para los romances clichés, que te ayude a prepararte.

Deseo con todo mi corazón volver en el pasado y no hacer esa llamada para que América me ayude con mi primera cita. ¿Por qué? La mujer está loca.

Creo que ha traído una maleta de viaje llena de maquillaje, vestidos, faldas, blusas, algo para arreglar el cabello y otras cosas que no me he molestado de saber el nombre. Algo bueno de entre ella y yo es que nuestra complexión física es parecida, me pueden quedar los vestidos pero yo soy un poco más alta; donde me pueda quedar la falda del vestido es lo que me preocupa.

Además, no sé nada de maquillaje o sobre peinados, yo debí ser hombre, porque en esas cosas no sirvo.

América llena mi cabello de rulos que se ven naturales junto con una trenza como si fuera una tiara. Me maquilla, pero no mucho para que no se note que me estoy arreglando demasiado para lo que vendría a ser una cita, una primera cita con Zack. Rechazo toda idea de usar un vestido o una falda, al igual que usar tacones, y me decido a usar un par de jeans oscuros con unas botas rojas y una blusa roja. Mi amiga aprueba mi look y con una sonrisa de satisfacción se sienta en la silla de mi tocador para esperar a que Zack me recoja.

Al principio dije que yo iba a ir conduciendo hasta al lugar de la cita, pero el doctorcito quería que todo fuera sorpresa.

Adiós a mi libertad de terminar con la cita temprano si es que el chico me saca de mis casillas.

Diez minutos después, los cuales aprovechamos para ver videos en Facebook, el timbre de mi casa suena. Con lentitud bajo las escaleras mientras que América se queda observando todo desde el pasillo. Abro la puerta para encontrarme a Zack con un ramo enorme de rosas rojas vestido de una manera muy elegante. No está usando traje ni esmoquin, pero si una chaqueta oscura teniendo debajo de esta una camisa blanca, unos pantalones de vestir del mismo color que la chaqueta y al final unas zapatillas que le dan el toque informal a la vestimenta.

Dios, ¿en serio? Es que este chico tendrá muchos pacientes del género femenino cuando sea doctor.

—Te ves muy bien —es lo primero que me dice sin ni siquiera observarme, su mirada se quedó completamente fija en mis ojos.

—Si no me has visto.

—No es necesario para saber que siempre te ves hermosa.

Siento que mis mejillas se enrojecen así que agacho la cabeza para que los rulos que adornan mi cabeza cubran mi sonrojo y luego, alargo mis brazos para coger el ramo de flores. En serio nadie puede amar tanto las rosas como yo, son tan hermosas.

Examino el inmenso ramo antes de dejarlo en el florero más cercano. Sin despedirme de mi mejor amiga, salgo de la casa para seguir a Zack que al instante entrelaza sus dedos con los míos. Intento alejarme de aquella acción pero él es más fuerte e insistente.

Cómo me conquista el doctor de mis sueños en 21 semanas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora