ÚLTIMO CAPÍTULO
—Estoy confundido sobre mis sentimientos por Melissa.
Wait ¿Qué tiene que ver ella? ¿Por qué me habla de sentimientos por ella? ¿Qué sentimientos tiene? No entiendo nada.
— ¿Qué tiene que ver ella con las tortas? —pregunto, inocente y haciéndome la desentendida en la conversación.
Por fin osa levantar la mirada del menú, el cual parecía algo sumamente importante o la última maravilla del mundo por la forma en que lo miraba. Me observa entrecerrando los ojos, noto la confusión brillando en ellos como luces de navidad.
—Estoy diciendo que no sé lo que siento en estos momentos —confiesa sin dejar de mirarme a los ojos.
Solo me quedo mirándolo detenidamente como si fuera a encontrar la cura del cáncer viéndolo. ¿Él es el mismo chico que un día golpeé con mi codo en su vientre por accidente, el mismo chico que hizo todo un plan para derribar mis barreras? ¿Es el mismo chico que intentó vencer todas mis inseguridades? ¿Cómo rayos pudo haber cambiado la perspectiva que tengo de él en tan solo unos segundos?
— ¿Leslie?
—Quiero dos tortas —Termino por decir, mi tono de voz ha bajado unos decibeles— y estoy muy triste, así que compraré dos tortas.
¿En serio, Leslie? ¿En serio?
Una cosa que he intentado disimular toda mi vida es mi pequeño método de defensa: No tomar en serio las cosas y verlas como un chiste para que no sea tan dramático. Algo que siempre hacia Renato e intenté usar, pero usualmente no me funciona.
— ¿Por qué dos tortas? —me pregunta siguiéndome el juego.
—Voy a comprar otra torta porque no pienso compartir algo contigo —Ahora suenas como una niña pequeña a la cual le han quitado su muñeca preferida.
— ¿Podemos hablar en serio? —su tono de voz se vuelve más severo y su gesto de confundido cambia a uno de seriedad total. Frunce el ceño y arque sus cejas, observo detenidamente su mirada y no encuentro expresión alguna, es como de piedra: no expresa nada.
Siento el corazón en la garganta al fijarme en sus gestos.
Volvemos a caer en un silencio que parece durar una eternidad. Ninguno de los dos está dispuesto a hablar. Yo no sé qué decir y no sé qué podría decir él para que yo deje de sentirme de esta forma. Siento como si estuviera decepcionada.
— ¿Cómo que confundido? —pregunto, rompiendo el silencio que nos envolvía.
—No sé lo que estoy sintiendo —murmura entre dientes. Su gesto severo va cambiando a uno de avergonzado.
— ¿Puedes ser más claro con tus palabras?
—Escúchame detenidamente y por favor no te precipites a las cosas —me pide, y la verdad que este chico está cambiando de gestos más rápido de lo que yo me cambio de ropa, porque muestra una sonrisa pero no es la de siempre—. Tu prima y yo nos volvimos grandes amigos desde hace varias semanas. Últimamente hemos estado hablando bastante, me llevo muy bien con ella y pues...
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Cómo me conquista el doctor de mis sueños en 21 semanas ©
RomansaBienvenido al mundo de las inseguridades, las conquistas y el amor.