— ¿Por qué?
—Porque estoy seguro que no voy a encontrar a una chica igual que tú. Y la verdad es que no quiero buscarla.
—Interesante —asiento con la cabeza y volteo a ver la pantalla.
Este chiquito me volverá loca y no sé en qué sentido será.
El logo del intro de la película aparece y la curiosidad invade todo mi cuerpo. Estoy temblando por saber qué película es y por qué tanto misterio. Cuando veo a Will Smith apareciendo en pantalla es cuando logro reconocer qué estoy viendo.
— ¿Me trajiste aquí para hacerme llorar? Sobre todo en mi cumpleaños.
—No —sacude la cabeza—. Te traje aquí a que veas tu película favorita en pantalla grande en un lugar donde estemos solo los dos, sin interrupciones, ni problemas, ni niños llorando.
— ¿Y si a mí me gusta escuchar a los niños llorando? —cuestiono en forma de burla.
—Pues si quieres salgo y traigo a un niño para que llore en el transcurso de la película.
— ¿Y si te pido que me bajes la luna, lo harías?
—No —pronuncia, decidido.
—De acuerdo —me encojo de hombros.
—No te bajaré la luna porque sé que eres de esas chicas que pueden ir y bajársela solita, yo estaría allí apoyándote en tu intento por bajarla.
—Eso es aún más interesante —me burlo.
Me quedo callada mientras veo la película. En serio amo En busca de la felicidad, es tan bonita y te enseña tantas cosas que simplemente uno queda cautivado por todo lo aprendido al final de la película.
Zack y yo no volvemos a intercambiar palabras hasta que la hermosa película termina y él me invita a salir de la sala. Por suerte, logré retener las lágrimas que amenazaban por salir en un momento determinado del film.
Sorprendentemente la comida se acabó y eso que era bastante.
Salimos de sala y caminamos hacia la salida del complejo. La verdad, es que yo solo estoy siguiendo al doctorcito, si sus planes eran solo llevarme al cine y ver mi película favorita en una sala vacía, pues no le veo la gran cosa.
Pero creo que estoy menospreciando su intento de regalo, igualmente me ha gustado la idea pero no tanto por el hecho de que he faltado a clases. Estoy dándole muchas vueltas al asunto.
Al llegar a su carro y a la posición que antes teníamos —cuando estábamos en camino— mi pierna empieza a moverse en sincronía con el golpe de mis dedos en el manubrio para bajar y subir la ventana.
— ¿Puedes hacerme un favor? —me pregunta. Gira las llaves y escucho el sonido del motor del aparato.
—Depende —respondo, desconfiada.
ESTÁS LEYENDO
Cómo me conquista el doctor de mis sueños en 21 semanas ©
RomansaBienvenido al mundo de las inseguridades, las conquistas y el amor.