¡Me está besando!
Bueno, creo que no podría considerarse un beso porque mis labios no están haciendo ningún movimiento para acomodarse a los suyos, haciendo de su acción algo muy incómodo.
¿Lo peor? Es que ni siquiera he cerrado los ojos.
¿Algo positivo? Dura solo segundos.
Mis manos con rapidez se apoyan en su pecho, su cuerpo se tensa, creo que piensa que voy a seguirle el beso pero, lo lamento mucho, no haré nada que pueda definirse bonito. Así que recurro a toda la fuerza que tengo para empujarlo. Así de simple y sencillo.
El momento en que sus labios se alejan de los míos es cuando mis nervios se encuentran a flor de piel.
— ¿Qué te pasa? —Chillo alterada— ¡No conozco tu pinche apellido y ya estás besándome!
—Les...
— ¡Cállate!
Cálmate, Leslie. No demuestres lo alterada y enojada que estás al respecto.
Tomo aire con fuerza y lo expulso de igual manera. Como arte de magia, todas mis emociones que estaban en punto de ebullición se calman, ahora estoy más tranquila para poder hablar con él.
—Es difícil pensar que yo te gusto si apenas nos conocemos. No sabes mi segundo mi nombre, no sabes el nombre de mis padres, no sabes mis gustos y colores que no han escrito los autores —esto último lo digo antes de pensarlo viniendo a mi cabeza aquel refrán que aprendí en el colegio.
Enarca una ceja, confundido.
—Tu segundo nombre es Camila. Te gusta ir al teatro, ver partidos de fútbol, amas la natación y tienes una gran pasión por tu carrera pero también amas la medicina —quiero responder algo pero él me interrumpe—. Todo eso me dijiste la otra vez que jugamos lo de veinte preguntas. ¿Te acuerdas?
—No sé tu apellido —refuto, frunciendo el ceño.
—Te lo he dicho, Leslie. —me responde ocultando la sonrisa que se estaba formando en su rostro.
—¿Así?—pregunto, desconcertada.
—Soy Zachary Molina —dice con su típica sonrisa de galán—, te lo dije cuando jugamos a las veinte preguntas .
Ah, cierto. Por eso es que tenía el nombre Zachary en mi cabeza, ahora todo tiene sentido.
—Interesante —respondo con frialdad.
—Leslie, uno no controla lo que siente. Puedo no conocer todos tus defectos y virtudes, puedo no conocer tus gustos y tus hobbies, pero conozco a aquella persona oculta detrás de la máscara que siempre llevas y esa persona es la que me cautivó desde el primer momento.
Necesito un respiro.
— ¿Ya te calmaste? —me pregunta después de unos segundos de absoluto silencio entre ambos.
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Cómo me conquista el doctor de mis sueños en 21 semanas ©
RomansaBienvenido al mundo de las inseguridades, las conquistas y el amor.