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17 de diciembre, 2017
Luego de la A sigue la B... ¿un apellido con B? Creo que vi un Britez por ahí. Dios, ¿por qué mi mamá será tan desorganizada?
Sigo buscando entre los cientos de papeles un apellido que empiece con la letra B. Mi mamá el día de hoy me pidió muy amablemente que le ayude en organizar todos los archivos que tenía guardados, como estoy de vacaciones y no estoy haciendo algo importante por mi vida, acepté.
Así que heme aquí después de dos horas recién estoy en la letra B... ¡B! terminaré mañana y además, hoy Eduardo tiene un partido a las siete y no quiero perdérmelo. Tengo un plan conmigo misma para averiguar quién es la chica con la que intercambia sonrisas; siendo completamente honesta, la curiosidad me estaba matando muy lentamente.
Veo a Melissa caminar hacia la cocina pero no le presto atención a las palabras que dice porque todavía sigo buscando un papel que tenga un apellido con B. Resoplo al darme cuenta que pude haberme ordenado de manera más rápida si hubiese prestado atención a todos los papeles cuando estaba buscando con la A.
El pinche sonido del timbre me altera cuando suena y me distrae de mi cometido.
— ¡Melissa! —Grito con fuerza— ¡La puerta!
Escucho la puerta de la cocina siendo abierta y luego cuando se cierra.
—Cenicienta, cenicienta, limpia...limpia Cenicienta —canta mientras camina hacia la puerta.
Mi cerebro se desconecta de lo que está pasando al encontrar el papel con el apellido Bellido. Grito de emoción internamente y aparto el archivo para tenerlo al alcance, necesito encontrar los demás con B.
— ¡Alguien vino a verte! —grita Melissa y me sobresalta.
El papel que tenía entre mis dedos se me resbala y cae al suelo debajo del sofá.
— ¡Dile que no estoy! —me levanto para recoger el pinche papel. Me agacho y estiro mi brazo para buscar debajo del bendito sofá.
Realmente estoy muy alterada.
—Hola, linda —una voz ronca y algo seductora resuena en la habitación. Levanto la mirada.
—Hola, Zachary —digo de la forma más seria que conozco y vuelvo al trabajo de conseguir ese papel.
—Tengo dos entradas para una función de teatro que sé que te gustará.
Encuentro el papel y chillo emocionada. Me incorporo para darme con la sonrisa coqueta del doctorcito.
— ¿Estás muy emocionada? —enarcó una ceja.
— ¿Qué dijiste? —lo observo confundida. Él dijo algo, ¿verdad? Yo solo estaba pensando en el papel y como le gusta correr de mí.