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15 de octubre, 2017
Pasos para conquistar a la psicóloga de tus sueños:
1. Si vas a hacer un plan, que ella no se entere.
2. NO celos, NO posesividad.
3. Ninguna mujer es objeto de alguien.
4. Paciencia, mucha paciencia. ¿Por qué? Está a la defensiva en todo lo que se refiere al romance y como han podido ver, puede ser muy cortante.
5. Respetar, escuchar y confiar en la otra persona. Una combinación perfecta.
6. Divertirse. Risas, muchas risas. RPD: risas por doquier.
7. NO machismo ¿Quedó claro?
8. Ser medioambientalista, tampoco se espera que pertenezca a Greeen Peace, pero que sí se preocupe por el medio ambiente.
9. La caballerosidad importa mucho.
10. Sé tú mismo.
De acuerdo, me calmo.
No estoy mal. Realmente no estoy mal por todo lo que ha pasado ¿Pensaban que iba a envolverme entre mis sabanas y quedarme en cama por días porque no funcionó algo con Zack? Esa clase de chicas no soy yo.
Además yo no tenía algo con él, o sea, no éramos pareja.
Camino por los pasillos de la universidad buscando por todos lados a mi mejor amiga, pero no pienso subir los cinco pisos del edificio de letras, suficiente con tener que subir un piso y ya estoy sin pulmón. A diferencia de mi mejor amiga, yo sufro de asma, no es flojera lo de subir y bajar escaleras.
Bueno sí, soy floja a más no poder, pero sí puedo hacer deporte con total tranquilidad si es que me animo.
— ¡Leslie! —escucho que me llaman del otro lado del pasillo. Volteo con lentitud y veo como varios estudiantes me observan detenidamente. Mi mejor amiga llega con una gran sonrisa hacia donde estoy siendo también observada.
Debe ser por el grito que esta chiquita acaba de lanzar.
—Mare —sonrío con entusiasmo.
— ¿Y qué tal tu cita con Zack?
—Yo no he tenido ninguna cita con él —niego con la cabeza mientras caminamos hacia el estacionamiento.
—De acuerdo, ha sido una mala indirecta para decir que me cuentes lo sucedido con Zack.
De la entrada de la universidad al edificio de Letras hay un largo tramo que recorrer. En la entrada es donde podemos encontrar el estacionamiento donde está mi bonito carro aparcado. Y como disfruto caminar más lento que una tortuga América y yo tenemos mucho tiempo para conversar.
— ¿Cómo sabes? —cuestioné.
—Bueno... —su voz se volvió más aguda de lo normal. Gesto que logra delatarla cuando está nerviosa.
