Las cuatro de la tarde y Frank salió de casa a escondidas, con cuidado de que la señora Growngry no se enterara. Le había cambiado el turno a Brendon, así él limpiaría los baños y la cocina por la noche, en vez de los cuartos...
Corrió por las calles (ya que por primera vez no estaba lloviendo a cántaros) hasta llegar al instituto.
Por las tardes, el edificio estaba medio vacío.
Según le había dicho Camila, cada club estaba en un lugar en específico. El de música estaba en el sótano.
Bajó en ascensor, algo que le resultaba extraño y horrible, pues estar dentro de una pequeña cabina menos espaciosa que su cuarto no le resultaba muy cómodo.
En fin, salió del cubículo en cuanto leyó "sótano" en la pantallita.
Había un pasillo estrecho con un montón de aulas vacías. En una de las últimas, se escuchaba una batería siendo aporreada.
La luz estaba encendida, y no comprendía cómo podía haber un aula tan grande ahí abajo.
Respiró hondo y se dispuso a llamar a la puerta. Pero antes de que hiciera nada, esta se abrió sola, dejando ver a una señora de unos cuarenta años con gafas y pelo corto y rubio.
–¿te puedo ayudar en algo?– preguntó la señora con una voz muy aguda. Frank balbuceó, y es que las miradas de todos los de dentro puestas en él, quiera que no le incomodaba.
–y-yo... vengo a... apuntarme.– dijo el castaño con dificultad. Vio a la señora sonreír enormemente, casi daba miedo.
–¡adelante! Estás en tu casa.– dijo la rubia mujer alegre.– mi nombre es Angelic, aunque aquí todos me llaman Angy. Bien, siéntate donde gustes.– le señaló los pupitres, de los cuales quedaban dos libres. Decidió tomar asiento solo, dado que todo el mundo allí (eran unos 23) se le habían quedado mirando.– ¿nombre? ¿Instrumento que toques?– comenzó a preguntarle cual loca. Frank tragó saliva y señaló su guitarra, la cual había dejado a un lado de su silla.– ¡un guitarrista! Cómo me alegro.– chilló.– ¿y tu nombre?– preguntó.
–Frank.– respondió el castaño con simpleza. No le gustaba decir sus apellidos, pues él no tenía con quien compartirlo.
–bienvenido, Frank.– le dijo la mujer con una sonrisa. Todos parecían ser simpáticos, y por fin se sintió como en casa en ese instituto.
***
Gerard entró en el edificio con mala cara y ganas de cargárselos a todos. No era justo que le obligaran ha hacer eso, suficiente tenía con las clases por la mañana...
En fin, cogió la pequeña lista que le dio el director con las clases a las que podría meterse.
–veamos... matemáticas (sí corriendo), ciencias (oh sí cómo no)...– comenzó ha hablar solo.– es increíble que no exista un club de arte o un club de drama...– murmuró enfadado. Esas dos se le daban de miedo. Él consideraba sus dibujos espectaculares, al igual que sus actuaciones...– música.– terminó con aquella sencillez. La verdad, es que no era mala idea.
Él cantaba como los ángeles y sabía tocar muy bien el piano, a demás de que esa clase era la más sencilla, dónde no tenía que hacer deberes extra o repasar para los exámenes.
Sí, decidido, irá a clases de música. Total, sólo serán unos meses...***
–Frank.– escuchó su nombre siendo pronunciado por la señorita Angy. Rápidamente levantó la vista para atenderla.– me gustaría que nos mostraras tu nivel con la guitarra. Antes de nada, todos tienen que demostrar su potencial.– explicó.
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Insignificant.
FanficOtra vieja historia cliché. O quizás no tanto. [Frerard/Camren] Para Lauren Jauregui, mudarse junto a su nuevo padrastro fue una verdadera tortura. Sabía que el matrimonio de su madre fue por pura conveniencia, y es que Donald Way y sus dos hijos er...