Frank andaba cansado por los pasillos del instituto a las ocho y cinco de la mañana. Camila estaba a su lado, quizás para asegurarse de que no cayera al suelo de tanto sueño que tenía.
Se dirigían a clase de matemáticas, y eso a Frank le hacía querer morir. Se quejaba cual niño pequeño, mientras Camila tenía que empujarle un poco.
–vamos maldito vago...– decía Camila tirando de él, pero Frank se resistía.
–no quiero...– dijo alargando la "e". Todos los del pasillo se les quedaban mirando, incluidos los populares.
–menudo niño pequeño.– Frank escuchó aquella voz que le ponía los pelos de punta, y le daban ganas de pegarle en toda la cara cada vez que abría la boca. Gerard Way, el gilipollas de la clase de música. Cómo lo odiaba.
–pasa de él.– le susurró Camila mirando al pequeño grupo, sobre todo a la zorra con la que chocó... esa que le rompió el libro...
–esto va a acabar conmigo...– murmuró Frank refiriéndose al instituto.– ayer tuve que limpiar los cuatro cuartos de baño y toda la cocina... acabé a las tres de la mañana...
–lo sé, lo sé... resiste que tú puedes.– le animó la morena. Aunque hasta ella lo dudaba.
–voy a morir...– se quejaba de nuevo el castaño. Parecía que arrastraba tanto los pies que acabó por caerse... aunque esa no fue la causa. Camila paró en seco al no notar el cuerpo de Frank a su lado.– au...– el castaño estaba tirado en el suelo, junto a todos sus libros esparcidos. La morena levantó la vista para encontrarse al pelinegro de antes con la desgastada mochila de Frank en la mano, volcada mirando al suelo.
–Frank, ¿estás bien?– preguntó la morena ignorando al pelinegro y agachándose para ayudar al castaño. Frank asintió y le cogió la mano a la chica para poder levantarse. Ignoró a Way y se agachó para recoger sus libros.
–mirad, está haciendo lo que mejor se le da, recoger la mierda del suelo.– se burló el pelinegro mirando al grupo de chicos que reía a sus espaldas.
Mientras, Frank apretaba los puños, conteniéndose para no arrancarle los dientes de un puñetazo.
–volved al centro de menores del que os habéis escapado y alejaos de nosotros.– Gerard empujó al castaño, quien cayó al suelo de nuevo.
Camila lo volvió a ayudar y lo tranquilizó para que no explotara de furia contra aquel chico... porque cuando Frank se cabrea... se lía parda.
Le ayudó con los libros y se fueron a clases, tal y como tenían que hacer. Sin meterse en problemas, sin ganarse castigos o sanciones... suficiente tenían con la señora Growngry y su insistencia en que estudiaran, limpiaran e hicieran sus deberes.
[...]
–le odio, Cami, no le soporto... lo apuñalaría mil veces si fuera legal...– se quejaba el castaño mientras el profesor repartía los trabajos. Se había sentado con Camila para hacer con ella el trabajo.
–mira Frank, te escucho quejarte una vez más... y te juro que te dejo solo en el trabajo.– le amenazó. Frank cerró la boca y se centró en enterarse de qué iba el trabajo.
Cuando todo el mundo tuvo su hoja explicativa, comenzaron ha hablar con sus parejas para ponerse de acuerdo con las partes.
Pero a Camila y a Frank, les interrumpieron.
Austin, uno de los chicos más guapos de la clase, se paró en frente de la morena, haciendo que esta dejara de hablarle al castaño.
–hola hermosa.– le dijo aquel chico con voz seductora. A Camila, por decirlo de alguna manera, se le cayeron las bragas.
–ho-hola...– tartamudeó la chica prestándole toda la atención a Austin.
–¿sabes? No tengo pareja... y estaba pensando en una chica lista como tú.– Austin se apoyó en el pupitre de la morena, quedando cara a cara con ella.– ¿quieres hacer el trabajo conmigo?– le preguntó.
–¡si!– le respondió casi inmediatamente. Frank estaba mirando la escena con cara de indignación.
–¡eh!– gritó Frank quejándose, ganándose una mirada fulminante por parte de Camila.
–Frankie, cielo, vete ha hacer el trabajo con tu amiga la rara.– le dijo Camila señalando a la pelinegra del final de la fila. El castaño rodó los ojos y se levanto del sitio para dirigirse a la última fila (de nuevo).
Se sentó al lado de Jamia y le sonrió.
–¿tienes pareja para el trabajo?– preguntó suspirando. Jamia le sonrió.
–haces tú esta parte y yo me encargo del final.– le dijo entregándole su hoja.
–mm... no me parece bien dividir el trabajo.– dijo sinceramente el castaño.– siento que voy ha hacer mal mi parte y...
–bueno, bueno, no te preocupes Frankie... ¿qué te parece si quedamos esta tarde y lo hacemos? ... el trabajo.– preguntó Jamia un poco colorada. Frank sonrió al ver cómo la pelinegra se ponía nerviosa con su presencia.
–bueno, tenía pensado ir a clases de música por la tarde... vente conmigo y después podemos ir a tu casa, hacer el trabajo y listo.– sugirió Frank.
–claro, es una cita.– susurró la chica, con la intención de que el castaño no la escuchara.
–si quieres que sea una cita... eso será.– dijo Frank con una sonrisa pícara, haciendo que la pelinegra muriera de la vergüenza.
–b-bueno... Iré contigo a música y luego iremos a mi casa, sí, sí... buen plan.– rió la chica.
Entre sonrisas tímidas y risas nerviosas, se les pasó la hora volando.
Mientras, Camila babeaba por ese tal Austin, sin darse cuenta de lo obvio, la estaba utilizando para sacar buena nota.
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Insignificant.
FanfictionOtra vieja historia cliché. O quizás no tanto. [Frerard/Camren] Para Lauren Jauregui, mudarse junto a su nuevo padrastro fue una verdadera tortura. Sabía que el matrimonio de su madre fue por pura conveniencia, y es que Donald Way y sus dos hijos er...