Frank arqueó una ceja mirando al pelinegro al descubrir que no estaba atendiendo a lo que decía, simplemente estaba embobado mirando cómo su "porro perfecto" comenzaba a desprender una pequeña llama al encenderlo con el mechero.
–Gerard, te estoy hablando.– Le llamó la atención al descubrir que mirarle mal no funcionaba.
–Lo sé, sólo déjame darle la primera calada tranquilo.– Dijo Gerard llevándose la alegría a los labios y dándole una fuerte calada.– ¿Has cambiado de idea?– Le preguntó aguantando el humo en sus pulmones por unos cuantos segundos.
–No, ahora hazme el favor de concentrarte, le he dado plantón a otra persona por estar aquí.– Le regañó el castaño.
–Cántame lo que llevas, a ver si es tan buena...– El pelinegro admitía que le cabreaba (y mucho) el hecho de que esa otra persona con la que Frank trabajaba fuera "mejor" que él escribiendo letras.
–Aún... aún no tiene música.– Murmuró Frank con algo de vergüenza.
Matt y él se habían esforzado tanto en que la letra fuera profunda y con sentido que se les olvidó la parte importante.
Gerard no pudo hacer otra cosa que reírse.–Vaya, no será tan buena esa persona si se le olvida la música.
–Cállate, la letra es buenísima y no tardaremos en hacer una melodía que le pegue.– Dijo el castaño cruzándose de brazos.
–¿Quieres que la melodía te venga sola?– Preguntó Gerard poniendo "esa" cara que pone cuando tiene una de esas ideas que sólo se le pueden ocurrir a Gerard Way.
-¿Y cómo se hace eso? si se puede saber...- Se interesó el castaño. El pelinegro sonrió extendiéndole el cilindro de papel lleno de alegría.– Ya te he dicho que no fumo.
–¿Qué te pasa? ¿Eres alérgico a la marihuana o qué?– Le preguntó Gerard resoplando, haciendo que el humo le diera en toda la cara a Frank.
El castaño se levantó enfadado, recogió su mochila y se dispuso a irse.– ¿¡A dónde vas!?–¡A algún sitio donde no esté oscuro, no huela a humedad y a Marihuana, y donde no estés tú!– Gritó alejándose.
–¡Frank vuelve!– Casi suplicó el pelinegro, algo que al menor le había extrañado. Paró en seco y miró hacia atrás.– Siéntate y canta, o nunca terminaremos y tendrás que aguantarme para siempre.
–Pasa de mí.– De nuevo, Frank con su pasotismo. No es que no le gustara el sitio, sino que la compañía se había vuelto pesada, a demás de estar en estado colocado.
–¡Vamos! ¡Te prometo que estaré callado y no diré nada malo!– Intentaba convencerlo. De nuevo, el castaño dejó de caminar.
–¿Prometes ser benévolo y comprensivo?– Preguntó desde lejos.
–Sí, lo prometo.– Contestó Gerard.
–¿Prometes no volver a echarme el humo en la cara con descaro?– Volvió a preguntar.
–Que sí, venga ya.– Soltó el pelinegro impaciente.
–¿Te vas a comportar como un buen compañero y vas a colaborar?– Preguntó por último.
–Que sí, pesado, siéntate ya.– Al oír esa orden por parte del mayor se dio la vuelta, se cruzó de brazos y enarcó una ceja, como diciendo que así no iba a conseguirlo.– Por favor...– Añadió Gerard al ver que el castaño se mantenía quieto esperando buenas palabras provenientes de él.
–Está bien.– Murmuró Frank rodando los ojos y volviendo al sitio de antes.
–Gracias.– Dijo Gerard con ese tonito de "he ganado", pero bien sabía que se había tenido que arrastrar y tragarse el ego para conseguirlo. Miraba a Frank como si estuviera esperando algo.
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Insignificant.
Hayran KurguOtra vieja historia cliché. O quizás no tanto. [Frerard/Camren] Para Lauren Jauregui, mudarse junto a su nuevo padrastro fue una verdadera tortura. Sabía que el matrimonio de su madre fue por pura conveniencia, y es que Donald Way y sus dos hijos er...