Camila intentaba que los adolescentes y sus dichosas hormonas, no ensuciaran tanto.
Recogía vasos que se estaban a punto de caer, intentaba que una pareja no lo hicieran en la encimera de la cocina (algo complicado, pues no paraban de comerse entre ellos).
Estaba cansada, quería irse a casa, puede que a llorar un poco por la paliza que se pegaría por la mañana.
Sin dudarlo más, se fue a buscar a Frank y dejó que esa pareja copulara donde le diera la gana.
***
Frank estaba sentado en el enorme y cómodo sofá de los Way. Es increíble la calidad de los muebles, y cómo cambian cuando no los compras en un mercadillo por veinte dólares.
Perdió de vista a Jamia hace rato, ahora sólo tenía ojos para uno de sus compañeros de habitación, Bob, quien estaba (por su forma de moverse y por sus gestos) coqueteando con Michael Way.
–Qué huevos tiene...– Murmuró riéndose. Quién iba a decir que al rubiales le gustaban los chicos, y sobre todo, los chicos mimados, ricos y pretenciosos.
Unos cuantos chicos se sentaron a su lado, invadiendo su espacio personal.
–¿Este no es el chico raro que va a nuestro instituto?– Escuchó que preguntaba uno de ellos. Actuaban como si él no estuviera ahí.
–Sí, este es.– Respondió otro de ellos.
–¿Qué hace aquí? Se supone que es una fiesta para gente como nosotros, no para ratas de barrios bajos.– Rió otro de ellos.
El castaño, harto de eso, se levantó para buscar otro vaso de algo, con la mala suerte de que no vio quién se interponía en su camino.
–¿Iero?– Preguntó el mismísimo Gerard Way. Estaban cara a cara, o bueno, cara a pecho, dado que Frank era más pequeño.– ¿Qué cojones haces aquí?– Le preguntó con tono enfadado. Ahora sí que quería salir corriendo de esa casa de los horrores.
Frank tragó saliva, respiró hondo, abrió la boca para hablar y... Salió corriendo sin mirar atrás.
***
Camila vio a Frank correr y salir por la puerta.
–Este chico es gilipollas y en su casa no se lo dicen.– Murmuró masajeándose la sien. Suspiró y comenzó a caminar a casa, que es a donde supuso que se dirigía Frank.
***
Lauren miraba de reojo a ese chico... Austin. Sabía que la pobre Camila estaba loca por ese chico, sabía que hasta puede que la morena se estuviera enamorando... Así que decidió hacerle un favor a la chica, demostrándole que ese era el más idiota de todo el instituto.
Le sonrió pícaramente mientras bailaba, a lo que el chico respondió de la misma manera.
¿Coqueteaban? Tal vez.
Con un par de movimientos sensuales más, Lauren supo que lo tenía en el bote. Vio a Austin acercarse, ya estaba todo hecho.
–Hola hermosa.– Le saludó el chico con una sonrisa seductora.
–Hola.– Le dijo Lauren acercándose.
–Te mueves bien, nena.– Le gritó Austin para hacer notar su voz por encima de la música.
–Gracias guapo.– Le susurró en el oído. No era una puta, simplemente le daba una lección a esa chica... Camila.
Bailaron la canción que estaba sonando en ese momento, "You Make Me Wanna Die", una canción algo sensual, con matices sexys y que incitaba a los adolescentes con las hormonas revolucionadas ha hacerlo en cualquier sitio que pillaran.
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Insignificant.
FanfictionOtra vieja historia cliché. O quizás no tanto. [Frerard/Camren] Para Lauren Jauregui, mudarse junto a su nuevo padrastro fue una verdadera tortura. Sabía que el matrimonio de su madre fue por pura conveniencia, y es que Donald Way y sus dos hijos er...