Salieron de clase juntos, todavía sin dirigirse la palabra, y caminaron dirección a la casa de Gerard.
Frank estaba dudando en si disculparse de nuevo o si debería quedarse callado y dejar que las cosas sigan tal y cómo están.
–Gerard...– Al fin le salió la voz después de tres intentos. El pelinegro ni le miró.– Gerard...– Volvió a llamarle.
–¿Qué parte de "no me dirijas la palabra" no entendiste?– Preguntó. Ya volvía a las mismas normas del principio. "No me hables." "No me mires." "No me toques."
–Vale, olvídalo.– Murmuró. El castaño creía que habían avanzado un poco al menos, pero no, seguía con esa actitud. La profesora Angy quería que indagara en el alma de ese chico, pero si ese chico se cerraba tanto... incluso pensó que no tenía alma.
Siguieron su camino en un silencio incómodo hasta llegar a la mansión Way.
[...]
En la casa no había nadie, como era de costumbre. Gerard dejó las llaves en la entrada y tiró la mochila a un lado.
–Subamos al cuarto de mi hermano, al mío no entra nadie.– Dijo Gerard sin siquiera mirarle.– Y menos tú.– Terminó de decir.
Frank rodó los ojos con fastidio. No iba a discutir con él porque sería inútil. Gerard era inaguantable y a demás muy cabezota.
Subieron en silencio por las escaleras hasta llegar a un pasillo enorme, incluso más grande que el salón de la casa de Frank.
Se pararon en una puerta blanca con un póster de Joy Division.
–Esta es.– Dijo Gerard abriendo la puerta de la habitación de Mikey.
El castaño estaba impresionado, ese cuarto era como el doble o el triple que el suyo, con una máquina de discos en una esquina, moqueta gris, un ventanal enorme, quinientos mil pósters de un montón de bandas diferentes, unos cuantos instrumentos colgados en la pared, y una cama enorme con sábanas de Star Wars. Su cuarto soñado.
–Wow...– Murmuró el castaño paseando su vista por toda la habitación.
–Sí, lo sé, un poco pequeña. La mía es la más grande de toda la casa.– Suspiró Gerard.
–Para ti todo es pequeño...– Murmuró Frank rodando los ojos con fastidio.
–No, por ejemplo mi pe...
–¡Sh! ¡No quiero saber eso!– Gritó Frank. El pelinegro rió.
–Oh vamos, estábamos hablando de cosas grandes...– Rió Gerard.– A puesto a que te pone.– Se fue acercando a Frank para burlarse un poco de él.– ¿Te pone, Frankie?– Le preguntó fingiendo estar coqueteando.
–Déjalo ya y hagamos el trabajo.– Frank lo aparto de un empujón suave mientras el pelinegro reía.
–Bien, hagamos esta mierda.– Se rindió el pelinegro. Se fue directo a coger una guitarra de las que estaban colgadas en la pared y después se la entregó al castaño.– Enséñame esa melodía.– Le pidió para después sentarse en la cama.
–Pero es con guitarra acústica...– Le dijo el castaño mirando con admiración la guitarra entre sus manos.– Por dios, esto es una Gibson...– Cambió de tema drásticamente en cuanto vio la marca de la asombrosa guitarra.
–Sí, a mi hermano le encanta coleccionarlas.– Gerard hizo un gesto de desinterés.
–Tu hermano me cae cada vez mejor...– Frank acarició la guitarra como si fuese un gatito.
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Insignificant.
FanfictionOtra vieja historia cliché. O quizás no tanto. [Frerard/Camren] Para Lauren Jauregui, mudarse junto a su nuevo padrastro fue una verdadera tortura. Sabía que el matrimonio de su madre fue por pura conveniencia, y es que Donald Way y sus dos hijos er...