That eyes...

76 7 1
                                    

Frank se quejó por septuagésima vez. Y es que nadie tardaba más en fumarse un porro como Gerard.
Otros habrían ido al lío, pero no, a él le había tocado el fumeta emparanoiado y hablador de turno.

No es que no le diera caladas, sino que lo mantenía apalancado mientras divagaba entre los recovecos más profundos de su mente... y no eran pensamientos importantes, no, eran paranoias que Gerard se montaba sobre cualquier estúpido tema.

Y lo peor, es que conseguía hacerlos parecer interesantes y a ese paso no iban a acabar nunca.

El castaño resopló, abatido ya por la constante palabrería de su compañero fumado... con el porro a medias.

–Gerard, por favor, fuma rápido y vamos al aula de música, me estás poniendo nervioso con tu conversación sobre las canciones de David Bowie.– Le suplicó ya hasta nervioso.

–Pero relájate, Frankie.– Suspiró el pelinegro alargando la "a" de aquel ridículo y a la vez tierno mote que le había sido asignado.

–¿Frankie?– Preguntó el menor sonriendo de lado, intentando con todas sus fuerzas no ruborizarse ni hacer ningún movimiento que demostrara su nerviosismo.

–Lo siento.– Murmuró el mayor bajando la mirada.

–Va, tranquilo, no pasa nada.– Sí, puede que sonara tranquilo y despreocupado, pero... ¡por dios! Gerard Way disculpándose otra vez por una estupidez...– Me gusta.– Finalizó mirándole sonrojado.

–Me alegra oír eso.– Murmuró el pelinegro sonriéndole.
Y ahí estaban, sonriéndose mutuamente, aunque para ambos era un maldito pretexto para mirar los ojos contrarios, cosa que duró bastante.
Bueno, bastante hasta que Gerard desvió la mirada, demostrando algo de... ¿incomodidad? Bueno, algo así captaba Frank.

–¿Sabes qué?– El menor se sintió obligado a romper aquel incómodo silencio en el que ambos se habían sumergido gracias a cierto pelinegro.– Quiero darle unas caladas.– Pensaba que por tres caladas no pasaba nada, a demás de que si ese porro no se consumía pronto, lo haría él esperando a que Gerard se lo fumase.

–¿En serio?– Preguntó el mayor divertido.– Quiero verte intentarlo...– Se lo ofreció dejando que el castaño lo cogiera por la boquilla con los dedos índice y pulgar.

Frank dio una fuerte calada, dejando que el humo le secara la garganta y la boca como si del "prainfaya" se tratase. No lo demostró, puso cara de desagrado pero dejó que el humo penetrase hasta llegar a sus pulmones, inundándolos, y posteriormente exhalando el humo. Así dos veces más.
Se consumió bastante, así que algo habían avanzado.

–Wow, el chico "yo no fumo" casi se fuma la boquilla.– Se burló Gerard.
El menor intentaba no marearse, pero joder, después de tres caladas enormes en unos pulmones inexpertos...– Frank, ¿estás bien?– Preguntó al ver al castaño pálido.– No te irá a dar un amarillo aquí y ahora, ¿no?– Formuló otra pregunta, sabiendo perfectamente la respuesta.
Frank tenía cara de que le iba a dar algo.

–Estoy bien.– Mintió, es lo que mejor sabía hacer.

–Mira que eres cabezota y orgulloso, te está dando un amarillo como la copa de un pino.– Gerard suspiró.– Ven aquí, posiciónate de espaldas a mí y recarga tu cabeza en mi pierna. Créeme, me lo agradecerás.– El castaño hizo lo que se le ordenó porque no estaba para discutir.
Al recostar la cabeza en la pierna de Gerard se sintió mejor, aunque sentía un calor sofocante en la nuca y en la parte alta de la espalda, después los ojos se le hacían cada vez más pesados, sudaba frío por la frente y escuchaba un fuerte pitido en sus oídos que aumentaba a medida que cerraba los ojos con fuerza.

Insignificant. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora