ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ 2

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EL RESTAURANTE BROWNING'S había sido abierto dos meses atrás en Mayfair por un chef francés y estaba muy de moda. Tenía una fachada impresionante que intimidaba a los que solo podían mirar desde afuera y los que sí podían entrar estaban acostumbrados al lujo que los rodeaba. Desde las elegante telarañas en el techo, las mesas sofisticadas y hasta la barra de cerezo oscuro del bar. La terraza tenía una vista increíble de la ciudad, con un ambiente romántico. La verdad era un gran restaurante, no lo decía solo porque fue el único lugar del que me llamarón para una entrevista y posteriormente darme el trabajo gracias a que Rosé hizo un par de llamadas, no. Es porque tenía un toque de elegancia y sofisticación, a parte era tan exclusivo que tenías que reservar con varios días de anticipación para obtener una mesa. Sin embargo, la zona del bar, un lugar muy cómodo con sofás de cuero, tapices de tela y alfombras peras era un lugar abierto al público. Yo trabajaba como ayudante del chef, con una gran paga, un jefe amable y buenos compañeros. Ah, y también Rosé. A veces.

No es que ella trabajara en el restaurante, no es que ella lo necesitara, su padre era, y citando a mi mejor amia: "Asquerosamente millonario", y ella su única heredera, pero estaba de vacaciones y se le había metido en la cabeza que quería hacer algo productivo. No se le ocurrió una mejor idea que hacer una pasantía como bartender. Terminó convenciendo al chef, ¿cómo? no tengo idea, pero lo hizo.

Era viernes y había perdido tiempo hablando con Marco. Estaba retrasada con mi trabajo.

—Voy a cambiarme —le dije a Colin mientras pasaba frente al área de trabajo.

Colin era otro de los ayudantes del chef y nos llevábamos muy bien. De baja estatura, pelo negro y un corte estilo romano, no era una persona atractiva a la vista, pero si toda esta cosa de chef no funcionaba podría trabajar en un programa de televisión o en algún circo. Tenía el don de mejorar el humor de las personas y siempre te obsequiaba una sonrisa, entonces sí, un circo funcionaría perfectamente.

—Qué suerte tienes de que Pierre no llegará aún —me gritó cuando estaba internándome en el pasillo.

Se refería a que si nuestro jefe se enteraba de que me había retrasado en mi trabajo por estar conociendo a un chico seguro me despediría sin importar que el restaurante fuera a llenarse en cualquier momento. Él podía ser muy, muy relajado, pero cuando algo le molestaba no dudaba en llamarnos la atención, sin embargo, con ese delicioso acento francés me era difícil tomarme enserio sus regaños. Sabía que él se tomaba en serio el trabajo y esperaba lo mismo de nosotros. También teníamos la suerte de que nos daba algunos beneficios y comodidades que en otro lugar solo soñaríamos.

Unos pasos apresurados se escucharon por el pasillo que daba al vestidor y sabía que se trataba de Rosé. Era la única que caminaba como si viviera en una pasarela. Maldije por lo bajo, pensé que tendría más tiempo antes de someterme a su interrogatorio. Mientras esperaba a que entrara, seguí en el proceso de asegurarme de que mi uniforme estuviera impecable y que ningún mechón de pelo se saliera de mi cola.

—Te gustó —afirmó.

No había terminado de entrar y ya estaba diciendo tonterías.

Puse mis ojos en blanco.

—No.

Tiró los brazos al aire.

—¡Oh, vamos Val! ¡Es guapísimo! Yo saldría con él, pero somos muy parecidos.

No pude evitar reírme con su comparación.

—Somos amigas, Rosé, confía en mí cuando te digo que ese no es un buen argumento. —Me giré solo para ver que está agarrando un labial de mi casillero y empezando a reírse—. Si es parecido a ti, no es un buen prospecto.

ꜱᴇᴄᴜᴇʟᴀꜱ ᴅᴇ ᴜɴ ᴀᴍᴏʀ || #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora