PRIMROSE HILL se caracterizaba por ofrecer fantásticas vista a la ciudad con sus edificios y monumentos. De pie en la cima de la colina tenía la sensación que era la única persona en el mundo, desde esa distancia nada podía llegar a tocarme. Era así hasta que prestaba atención a las luces que brillaban en las sombras de la noche recordándome que, de hecho, no estaba sola. Que había más personas ahí afuera y una de esas personas estaba parada a mi lado. Absorbiéndome con su porte imponente, quemándome con su presencia e intoxicándome con su perfume.
Christopher y yo estábamos de pie, él se mantuvo mirándome como si supiera exactamente lo que cruzaba por mí mente. El lado derecho de su boca se elevó en una sonrisa, satisfecho.
Por cuenta propia decidió no llevarme directo a casa, en vez de eso se le ocurrió que debía compensarme por tomarse mi café el día anterior, pensé que eso era lo más justo y nunca digo que no a un café. Nunca. Pasamos por un restaurante de comida rápida, creí que por eso se había desviado del camino y con toda inocencia pensé que después me llevaría directo a casa, pero terminó arrastrándome a una caminata nocturna a uno de los lugares más turísticos de la ciudad y como ya se estaba mal acostumbrando, me retó a subir.
Christopher señaló una banca en el que podíamos sentarnos.
—Este lugar tiene las mejores vistas, ¿verdad?
Me dejé caer en el banco junto a él.
—No estoy segura de eso, pero es tranquilo. Me gusta lo tranquilo —empezó a sonreír arrogante—. Eso es porque nadie sensato viene aquí a esta hora de la noche.
Aunque no lo aceptaría en voz alta para no darle la satisfacción, esto era fabuloso. Una de las cosas que realmente disfrutaba era una noche significativamente fría, la brisa de verano despeinándome y mi pelo arañando mis mejillas, sin que lo peinara ni atara. Mi pelo tenía derecho a mostrarse salvaje. Era su forma de expresarse.
—Vamos, Valentina, es muy aburrido ser sensato —golpeó su hombro con el mío en modo juguetón—. Un gran lugar y un café es lo mejor que puedo hacer para compensarte, y así tachar de la lista lo... ¿abusivo? ¿Era eso?
—Sí, abusivo. Pero no voy a tacharla de la lista porque una cosa no cambia la otra y aunque es común, prefiero el London Eye. Me gusta esa sensación de vértigo.
Había dejado esa afición atrás, como muchas otras cosas.
—¿Le tienes miedo a las alturas?
—No. Mi estómago sí.
Sus atractivos ojos brillaron con diversión.
—Entiendo —dijo—. Pero me esforcé para que lo disfrutarás.
Me lanzó una sonrisa infantil bastante encantadora. Oh él sabía cómo sonreír y hacerte babear por ello.
—No tenías que esforzarte demasiado, el café te convierte mi héroe.
Me congelé tan pronto las palabras abandonaron mi boca, me había deslumbrado su sonrisa que no controlé lo que paso por mi mente. ¿Por qué había dicho semejante estupidez? Sintiendo mi malestar, Christopher me sorprendió dándome una salida fácil.
—Eres simple de complacer. Voy a anotarlo para la próxima vez. —Levantó su mano, deteniéndome antes de siquiera poder abrir mi boca y replicar que no habría una próxima vez—. Antes de que digas algo, este es un lugar especial para mí y ahora lo comparto contigo que te atreves a menospreciarlo. Eso hiere profundamente mis sentimientos. Lo menos que puede hacer es compensármelo con una próxima vez, nena.
Alejé las mariposas revoloteando abruptamente por su apelativo cariñoso.
—Guao chico, ¿cómo es qué con un comentario pusiste todo en mi contra? —Christopher puso la mano en su pecho, fingiendo sentir dolor. Sacudí mi cabeza—. No lo he menospreciando en ningún momento, tiene una gran vista y todo, pero son las historias lo que hace a los lugares especiales. No podía saber que había una aquí. ¿Cuál es?
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ꜱᴇᴄᴜᴇʟᴀꜱ ᴅᴇ ᴜɴ ᴀᴍᴏʀ || #1
RomanceA veces las heridas son más profundas de lo que imaginamos, vamos por la vida dejando todo atrás... hasta que las secuelas aparecen. Aquí estoy, cerrando el círculo enfermizo en el que seguía atrapada.